miércoles, 9 de septiembre de 2009

Un nosotros diverso: los recovecos de la identidad peruana

Por:
María del Pilar Ego-Aguirre (estudiante antropología PUCP)
Giancarlo Rolando (estudiante antropología PUCP)
Édinson Tsajuput (miembro del Pueblo Awajún y estudiante de filosofía y ciencia política UARM)

Para empezar un poco de memoria

En las últimas semanas se ha dicho de todo en torno a la realidad amazónica y sus problemáticas, sobre todo a partir de la tragedia ocurrida en Bagua (Amazonas) el último 5 de junio. En esta entrega esperamos brindar al lector la oportunidad de darse un panorama general de la interesante y compleja realidad de esta región. Nos embarcamos en esta empresa con el objeto de contribuir al mutuo reconocimiento y respeto que debe primar siempre en las relaciones humanas y evitar que desastres como el ocurrido en Bagua se repitan.


La región amazónica ha sido habitada por diversos grupos humanos a lo largo de la historia, llegando a desarrollarse grandes culturas desde la antigüedad. Sin embargo, la historia de la Amazonía peruana ha sido hasta el momento, salvo honrosas excepciones, una historia de atropellos y desencuentros. Los pueblos de la región nunca fueron asimilados al imperio Inca, mas si tuvieron intercambios con la región andina desde muy antiguo. Del mismo modo, durante la colonia no hubo mayor presencia estatal en la zona, salvo por las incursiones de los misioneros católicos. Recordemos aquí que ni los cuerpos de los americanos, ni sus sistemas de salud tradicionales, se encontraban preparados para resistir las enfermedades que llegaron con los conquistadores y sus esclavos, por lo cual el contacto con los misioneros resultó en consecuencias desastrosas. Aún hoy en día este tipo de situaciones se dan, tal como ha sucedido recientemente entre los Candoshi con la Hepatitis B.

La actividad económica en la región, fuera de la producción indígena, ha estado caracterizada por booms de intensa actividad extractiva-exportadora nefastas para las poblaciones locales. A finales del siglo XIX y hasta la primera mitad del XX, se desata la fiebre del caucho, la cual en la historia oficial aparece como un periodo de efervescencia económica e intenso desarrollo de la región. Sin embargo, para los pueblos indígenas esta fue una historia de vejámenes, violenta esclavitud y contagio de terribles enfermedades. Luego del declive de la fiebre del caucho, la demencia extractivista y sus operadores legales e ilegales encuentran sus objetos de deseo en la madera, el oro y los hidrocarburos y los principales afectados siguen siendo los mismos de siempre. Las consecuencias ya las conocemos, por un lado tenemos las medioambientales: bosques deforestados y ríos envenenados por los relaves mineros y la actividad petrolera. Por el otro lado, tenemos las consecuencias sociales: empobrecimiento de las comunidades nativas, contagio de enfermedades a nativos en aislamiento voluntario y tráfico de personas, por citar solo algunas de las perlas de este modelo de expansión económica. Si algo queda claro de todo esto es que el destino de los pueblos indígenas es indesligable del destino de los territorios que ancestralmente habitan, para muestra un botón, las actividades petroleras en la zona del río Corrientes (Loreto) han envenenado el agua y con esta a los peces, una de las principales fuentes de alimentación, dejando a los Achuar que habitan esta zona en una situación francamente desoladora (los incrédulos googleen el documental Una muerte en Sion que se puede ver en línea).

Diversidad cultural, nación y desarrollo
La reflexión en torno a la nación peruana le pareció a nuestros padres fundadores una tarea simple, había que homogenizar a la población indígena y hacerla como la criolla, es decir había que hacer peruanos iguales ante la ley (y entre sí). En aquellos casos en los que la educación no bastara había que mandar migrantes germanos a regenerar a esa “raza pervertida” con su material genético. Sin embargo, este modelo de estado nación homogéneo y monocultural no tiene cabida en un país como el Perú. Como evidencia del fracaso de este modelo, felizmente tenemos hoy en la Amazonía peruana aproximadamente 14 familias lingüísticas, que se dividen en 43 lenguas y alrededor de 120 variedades locales. Esta gran diversidad lingüística nos habla de la riqueza cultural de la región, así como de la existencia de múltiples realidades socioculturales.

Sin embargo, existen quienes no gustan de esta riqueza cultural y piensan aún como los fundadores de la nación, señalando la existencia de “ciudadanos de segunda clase” (García dixit) incapaces de pensar por sí mismos y manipulables por temibles conspiradores internacionales. Vaya a saber el presidente García que aquellos que él llama de “segunda clase” efectivamente han sido tratados de ese modo por el gobierno durante prácticamente toda nuestra vida republicana, imponiéndoseles a la fuerza modelos de desarrollo que muchas veces no han llevado sino muerte y destrucción, sino pregunten a los Matsés por el bueno de Belaúnde y sus bombas de napalm.

Haciendo el futuro
El caso de Bagua, si bien no es algo positivo, nos invita a la reflexión sobre temas como identidad, nación, democracia y participación política en nuestro país.

Como ya mencionamos, a lo largo de nuestra historia republicana el Estado se forjó sobre la premisa de una sola nación, lo cual nos hizo asumir la idea de tener una única identidad: la de ser peruano o peruana. Por “ser peruana o peruano” se entendía lo que el liberalismo del s. XIX propugnaba: “la necesidad histórica de crear un estado-nación social, económica, y culturalmente homogéneo y articulado”. No obstante, ¿qué cabida tendría esta idea de peruanidad en una realidad plurinacional y bajo un régimen democrático? Como vemos, este debate aunque antiguo es aún vigente.

Si por nación entendemos un grupo humano con una cultura, cosmovisión y organización propias, en el Perú somos muchas naciones. Esta realidad es contraria a aquel ideal homogeneizante, sobre el cual se funda el Estado peruano. En consecuencia, sufrimos una crisis de identidad, y esto nos lo plantea el caso de Bagua, que a pesar de ser un hecho sumamente doloroso, podría ser beneficioso para el largo plazo, precisamente al obligarnos cuestionar la idea monolítica de identidad peruana que tan interiorizada tenemos, frente a una realidad multicultural que exige ser incluida a la vida nacional con respeto de sus particularidades y planes de vida.

La noción clásica de la democracia aún persiste en la democracia de nuestro país, al menos en un sentido. La antigua democracia ateniense podía funcionar sobre la base de dos principios: la igualdad de derechos de los ciudadanos y la igualdad de palabra en la Asamblea que se constituyó como órgano soberano de gobierno. La ciudadanía ateniense no incluía a las mujeres, a los extranjeros y a los esclavos. Algo parecido ocurre con la democracia en nuestro país, pues la participación política en esta es relativa al “ser peruano o peruana” ¡A pesar de que nadie tiene idea de qué sea esto! Lo cual supone un reto para la democracia en nuestro país. Esa crisis y complicación de la identidad nacional dificulta la generación de una mayor cultura política, que es uno de los elementos importantes de la democracia contemporánea. Todo esto está planteado en el caso de Bagua, al menos implícitamente.

Frente a esta compleja situación podríamos plantear lo siguiente. Nuestro Estado debe fundarse bajo el principio de la multinacionalidad, cuyas nacionalidades constituyentes deben relacionarse mediante la interculturalidad. Esto nos ayudaría a salir de la crisis de identidad que hoy sufrimos, puesto que desde ahí ser peruano o peruana sería la conciencia de nuestras identidades diversas y complementarias. Esto suena a un neomestizaje, mas no lo es, puesto que de lo que se trata es la realización de las diversas naciones dentro de un régimen democrático que propicie condiciones y posibilidades necesarias, justas y equitativas mediante la interculturalidad. La solución de la crisis de identidad, dependerá, de nuestra voluntad política hacia un diálogo intercultural, es decir de nuestra voluntad de aceptar y respetar los diversos modos de “ser peruano”.

Somos 30 millones de seres humanos de culturas y procedencias diversas quienes vivimos en un mismo territorio llamado Perú. Sin embargo, en estos 188 años de vida republicana no hemos aprendido a miramos y reconocer en el otro a un ser humano, con el cual podamos entendernos y construir en base a nuestras valiosas diferencias un país viable. Esta riqueza cultural implica que compartimos diferentes formas de ser y estar en el mundo, y en este sentido más que una dificultad nos brinda no una sino múltiples oportunidades; ya que si aprendemos a escucharnos, ante cada situación tendremos múltiples voces y brazos dispuestos a colaborar desde sus experiencias y saberes particulares, mas siempre en un espíritu pluralista y respetuoso de la humanidad del otro. En esto consiste el verdadero desarrollo, este es el reclamo de los hermanos indígenas de la Amazonía, esta debe ser nuestra apuesta por una vida digna y respetuosa de cada forma de ser humano, no aquella que insulta, descalifica y acalla al pueblo con balas, detenciones arbitrarias y censura.

3 comentarios:

Unknown 27 de septiembre de 2009, 9:37  

Buena exposición de la Idea sobre Identidad Peruana. Habría que mejorarla mediante la confrontación con ideas que no atribuyen a la Multinacionalidad como causa de la falta de Identidad Peruana.
Admitiendo que hay Poblaciones que no han sido incorporadas al resto del Perú y que mantienen sus costumbres e ideas tradicionales, habría que determinar a cuanto ascienden éstas de los 30 millones que se mencionan y que porcentaje del territorio peruano ocupan o pretenden reservar para preservar su Cosmovisión (dígase de paso, ellos no utilizan la palabra Cosmovisión y no conocen el concepto. Ha sido introducida por los explicadores de las causas de los problemas indígenas).
La otra idea a investigar sería si a estas Poblaciones se le respeta su condición de vida tradicional o si se les incorpora a otra forma de Vida mas acorde con el Mundo actual. No hacer algo por ellos al respecto, es condenarlos al atraso y a su extinción natural.
En fin, es un tema muy amplio y con muchísimas aristas, responsabilidades y ambiciones políticas.
Felicitaciones por tocar un tema importante para el Perú.
FBL

alfonso 28 de septiembre de 2009, 14:31  

La exclusión es el mayor problema del Perú desde la mismísima fundación de la República. Desde estonces los criollos afianzaron su hegemonía sobre indios y esclavos, y ha prevalecido la casta de los ilustrados con el saber y cultura occidental. Lograr la cohesión entre los peruanos será muy difícil de lograr, pero el la tarea por hacer entre quienes creemos que es la llave maestra para salir del subdesarrollo.

racso 1 de octubre de 2009, 18:48  

Es gratificante reencontrar un dialogo abierto sobre estos temas.
Al no existir una idea homogenea sobre la "identidad peruana" siendo este de por si un dialogo muy antiguo, se nos hace imperativo no solo volver a denunciar una y otra vez el problema,que casi sin querer queriendo justifica un determinismo politico que a sido usado una y otra vez para justificar una conducta social que aun hoy en pleno siglo de la comunicacion global, persiste en negarle al indigena un lugar social que deba respetarse.
Aquellos que se inician en el estudio detallado de la historia llena de abusos y vejaciones contra el indigena de cualquier lugar habitable en el Peru,debe llegar a una sola conclusion......
Es necesario la creacion de objetivos nacionales que procuren cohecionar a la poblacion en busca de un ordenamiento social que promueva igualdad y respeto entre los Peruanos, no basta con catalogar y establecer estadisticas que luego pasan a ser parte del estudio antropologico.
Se hace necesario un cambio, este cambio no vendra de formular planes de ayuda que se iran archivando en algun rincon donde se diluyen politicamente en espera de un resultado que nadie quiere.
Si no somos capaces de atacar la ignorancia reinante y traer a esos pueblos hacia un despertar acorde a la modernidad, mal haremos en proponer soluciones que no ataquen y corten de raiz el analfabetismo.
habria que explorar la idea de un Pais letrado,y casi 100% ALFABETIZADO,lo contrario solo hecha lena al fuego, lo intensifica y luego se diluye....

Acerca de este Blog

Es una iniciativa colectiva que se basa en las comunicaciones como herramienta para el ejercicio de derechos de los pueblos indígenas.

Una de las condiciones para este ejercicio es contar con un medio de difusión y análisis de la información. De ahí la existencia de este blog que, esperamos, contribuya al fortalecimiento del trabajo de las organizaciones indígenas y a un mejor conocimiento de la situación de los derechos humanos en la Amazonía.

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