Nelvin Wasun Kasen fue arrestado por la policía , aunque no figura en listados de detenidos
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(CNR, 8 de julio de 2009).- Lewis Wasum Tsamajai, de 17 años, viajó a Bagua Grande (Amazonas) desde la comunidad nativa de Galilea, en la provincia de Condorcaqui junto con su dos hermanos menores en busca de su padre, Nelvin Wasum Kasen, del que no tienen noticias desde el pasado 5 de junio.
“Quiero recuperar a mi papá y hasta ahora no lo consigo”, declaró Lewis Wasum a CNR. “Me dijeron que estaba muerto y me encaminé con mis hermanos, caminando ocho días, sin comer y sin tomar agua y durmiendo en la carretera. Hemos sufrido mucho”,
La tarde de ayer, Lewis recibió noticias de que su padre, identificado con DNI Nº 80619336, podría estar en la comunidad de San Pablo, en Condorcanqui, por lo que pidió ayuda a las autoridades para poder viajar y confirmar o descartar estas informaciones.
El padre de Lewis fue fotografiado por el diario local “Ahora” el pasado 8 de junio, mientras la policía lo bajaba de una camioneta policial para trasladarlo a la Deincri de Bagua Grande. Sin embargo, su nombre no figura entre las personas detenidas ni procesadas consignadas por la Defensoría del Pueblo. Tampoco en los listados de personas que regresaron a sus comunidades.
La desaparición de Nelvin Wasum Kasen no ha sido reportada en el informe de la Defensoría del Pueblo difundido el pasado viernes, que afirma que hasta el momento no existen desaparecidos.
“Dicen que se han regresado todos a su comunidad pero es mentira, en otras comunidades faltan personas”, manifiesta el joven Lewis, quien asegura que de Galilea partieron 39 comuneros para participar en el paro amazónico pero que hasta el momento sólo han regresado 32, por lo que existirían siete personas “no habidas”, entre ellas su padre.
Además, denuncia que en las comunidades awajún y huampis de Shapisa y Nazareth tampoco habrían regresado todos los comuneros. Lewis asegura que faltan siete comuneros en el caso de Shapisa y cuatro en la comunidad nativa de Nazareth (Imaza).
Según el informe defensorial, funcionarios de esta institución han visitado las comunidades de Galilea, Shapisa y Nazareth y las autoridades locales y los apus no han denunciado estas desapariciones.

miércoles, 8 de julio de 2009
Joven indígena busca a su padre desaparecido tras protestas en Bagua
martes, 7 de julio de 2009
Dirigentes de AIDESEP piden asilo a NICARAGUA
Servando y Saúl Peña, dirigentes de Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), quienes se encuentran con orden de captura, pidieron asilo diplomático a Nicaragua.
La versión de que los Puerta están ya en la embajada también fue confirmada por la presidenta en funciones de la Asociación Interétnica de Defensa de la Selva Peruana (Aidesep), Daysi Zapata.
Hasta el momento no hay un pronunciamiento de la sede diplomática nicaragüense.
Zapata no hizo precisiones sobre el paradero de Marcial Mudarra y Teresita Antaza, los otros dos dirigentes indígenas amazónicos contra los que se dictaron órdenes de captura.
La jueza Carmen Arauco abrió el lunes proceso penal contra Pizango, Mudarra, Antaza y los Puerta como presuntos autores de delitos contra la tranquilidad pública, apología de la sedición y motín en agravio del Estado.
Arauco acogió así el informe de la fiscal Silvia Sack, quien afirma que los dirigentes incurrieron en los delitos en reuniones previas a los hechos de Bagua, en los que supuestamente instaron al uso de la violencia en el marco de la huelga de nativos amazónicos contra decretos que consideraban nocivos y que fueron finalmente derogados.
Fuente: Peru 21, El Comercio
Bagua: Líderes indígenas amazónicos declaran no DEFINITIVO el reciente informe de la Defensoria del Pueblo
(AIDESEP, 06 de julio de 2009).- A propósito de la presentación del proyecto de ley respecto al derecho a consulta de los pueblos indígenas por parte de la Defensoría del Pueblo, la vicepresidente de la AIDESEP, Daysi Zapata Fasabi, precisó que el informe presentado por la institución y que determinó que no había desapariciones no recoge ni la veracidad, ni la totalidad de las comunidades de las regiones de Amazonas y Cajamarca.
Indicó que la investigación definitiva sobre el número exacto de hermanos desaparecidos recién se sabrá con exactitud cuando la Comisión de la Verdad de la mesa de diálogo amazónico termine su trabajo y no antes.
La líder indígena apuntó que al leer los puntos del informe presentado por la Defensoría del Pueblo, observó que en el cuadro N° 9 Porcentaje de Comunidades nativas visitadas durante las misiones itinerantes (leer documento) solamente se recogió la participación del 22% del total de pueblos, cuando en total existen 181 y se visitó 39.
“Y para nosotros esta noticia que ya no habían ningún desaparecido nos causó sorpresa, a los pueblos les causó preocupación. Hoy, al leer el documento, recién entendemos que la Defensoría emitió un comunicado donde quizá se debió especificar que solamente se visitó a 39 comunidades, pues el gobierno utilizó esto para dar la impresión que los pueblos son violentos y eso no es así, el pueblo indígena es solidario, generoso y no fue quien inició este enfrentamiento entre peruanos”, precisó.
Finalmente, Zapata Fasabi confió que en los próximos días, la institución pueda aclarar este punto que complica y genera desconfianza en los pueblos indígenas.
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(Survival, 7 de julio de 2009).- «La Defensoria del Pueblo visitó sólo el 22% de las comunidades Awajun y Wampis, dice una declaración de AIDESEP. «En total hay 181 comunidades, pero la Defensoria solo visitó 39."
El informe de la Defensoria del Pueblo concluyó que veinte y tres policías, cinco 'civiles', y cinco "indígenas" fueron asesinados, y que nadie ha "desaparecido", como habían reclamado los informes iniciales. El gobierno de Perú asumió en el informe de la Defensoría del Pueblo como prueba concluyentes de que no hubo desapariciones.
AIDESEP teniendo como líder a Daysi Zapata Fasabi, señaló que las conclusiones definitivas sobre la investigación del número de indígenas que han desaparecido
se llevará a cabo por una Comisión de la Verdad, establecida en las secuelas
de la reciente violencia. Mientras tanto, AIDESEP ha determinado con retirarse de las conversaciones con el gobierno si continúa con su política de persecución a los pueblos indígenas del Perú.
Traducción no oficial
Ingresar al enlace en inglés
“Es falso que los pueblos amazónicos tienen ‘demasiados’ territorios” afirma especialista
(Servindi, 5 de julio, 2009).- El gobierno maneja cifras inapropiadas sobre el bosque amazónico y los territorios indígenas es la conclusión a la que se llega luego de escuchar la fundamentada exposición realizada por Richard Chase Smith, del Instituto del Bien Común (IBC).
En una presentación detallada con mapas y cifras de respaldo realizada el jueves 2 de julio Chase Smith demostró que los 11 millones de hectáreas de tierras que el gobierno señala haber “asegurado para las comunidades nativas” no son reales ni suficientes.
De los 10 millones 564,258 hectáreas de comunidades tituladas y demarcadas el 60 por ciento no están aseguradas porque solo están “cedidas en uso” y podrían revertir al Estado para ser destinadas a otros fines.
Esta limitación se debe a que en 1978 se modificó la Ley de Comunidades Nativas y se reconoció como propiedad únicamente de las tierras de uso agropecuario. Las tierras forestales quedaron en propiedad del Estado y solo se demarcaron para “cesión en uso” de las comunidades.
En tal sentido es falso cuando algunos voceros del gobierno aseguran que existen 11 millones de hectáreas aseguradas e intocables para las comunidades nativas mientras no se entreguen en propiedad también las áreas forestales que son las de principal uso por los pueblos amazónicos.
Por otro lado, las autoridades al parecer pretenden ignorar que existen aproximadamente un mínimo de 277 comunidades nativas que faltan titular y demarcar, además de un ciento de comunidades que demandan ampliación de sus tierras.
Del mismo modo el gobierno no hace referencia a más de 2,500 comunidades ribereñas, que son una mezcla de población indígena y mestiza. Son comunidades que ocupan las zonas de inundación de los grandes ríos, y son las más invisibles porque no tienen organización y ni reconocimiento legal.
El director ejecutivo del IBC señaló que además falta considerar 3′976,168 hectáreas para seis reservas territoriales propuestas para pueblos en aislamiento voluntario y los 2′812,686 de cinco reservas existentes para estos pueblos.
En resumen, existen demarcadas 13′376,000 hectáreas de comunidades nativas y reservas para pueblos aislados. Pero faltarían cerca de 4 millones para nuevas reservas para pueblos aislados y aproximadamente 6 millones para culminar la titulación, demarcación y ampliación de comunidades nativas.
En consecuencia, lo que los pueblos indigenas amazónicos del Perú necesitan en total es un aproximado de 24 millones de hectáreas tituladas y demarcadas. Entonces, sería falso que los pueblos indígenas tienen “demasiadas tierras” como señalan algunos voceros del gobierno, según los datos estimados por el IBC.
Si se ven las cifras de las áreas de tierras de las comunidades y reservas para pueblos aislados puede parecer un área enorme pero en realidad se trata en su mayoría de islotes dispersos y no de grandes áreas contínuas como lo tienen otros pueblos en Brasil u otros países de la región.
El Perú tiene la mayor población indígena amazónica de la cuenca amazónica pero no tiene espacios territoriales contínuos como pueblos sino como comunidades o asentamientos. “Esto los deja en desventaja comparado con otros países” afirmó Smith.
La falta de territorios continuos es una gran debilidad en la protección de los pueblos indígenas amazónicos porque están afectados por actores foráneos y no tienen las condiciones para reproducir sus condiciones de vida en interacción con un bosque saludable.
Las áreas naranja indican territorios indígenas reconocidos o en proceso de reconocimiento. Dar clic en el mapa para ir al sitio oficial del mapa
Amenazas sobre los territorios indígenas Chase Smith también se refirió a las áreas naturales protegidas (ANP) que ocupan un 20 por ciento de la amazonía peruana y que se han establecido con mucha superposición sobre las comunidades indígenas.
Con la nueva Ley Forestal se crearon los bosques de producción permanente sin consultar a las comunidades indígenas y a las poblaciones locales. Esto también ha creado numerosos conflictos por superposición y limitar la expansión de los espacios comunales.
Peor aún, dichos bosques fueron concesionados a empresas forestales que han profundizado el deterioro ambiental del bosque amazónico.
La amenaza de los hidrocarburos
Si bien con el gobierno militar se inician la actividad petrolera la gran expansión de la actividad de hidrocarburos se inició durante el primer gobierno de Alan García Pérez.
Del 2004 al 2009 los lotes de concesión para explorar y explotar hidrocarburos aumentaron su área de cobertura amazónica de 15 al 75 por ciento. Esta situación ha generado que casi el 95 por ciento de las comunidades indígenas amazónicas estén afectadas por estas concesiones.
La falta de un conocimiento real de las necesidades de los pueblos indígenas amazónicos por parte del Estado peruano les genera una gran desconfianza hacia éste, pues perciben que no tiene ninguna voluntad de reconocer sus derechos territoriales, concluyó Smith.
El SICNA
El IBC es una institución que patrocina el Sistema de Información sobre Comunidades Nativas de la Amazonía Peruana (SICNA), que contiene amplia información geográfica, socioeconómica y política sobre comunidades nativas.
Asimismo, ha elaborado un centenar de mapas temáticos de comunidades nativas que pueden ser consultados en línea desde su sitio web.
El IBC integra la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), consorcio que ha presentado este año el Mapa Amazonía 2009 sobre Áreas Protegidas y Territorios Indígenas.
Richard Chase Smith posee un doctorado en antropología y lingüística por la Universidad de Cornell, con estudios de post doctorado en la Universidad de Harvard y ha trabajado con pueblos indígenas de la amazonía de Bolivia, Ecuador y Perú desde finales de la década de los 60.
Ver cuadro
Notas del cuadro:
(1) Los porcentajes se refieren a la amazonía peruana, a excepción el de la primera fila, que indica el porcentaje de la amazonía en el territorio peruano.
(2) En el futuro, el número de comunidades y hectáreas tituladas / demarcadas aumentará debido al añadido de registros a partir de próximas georeferenciaciones en el campo o de la creación y titulación de nuevas comunidades.
(3) Cálculo obtenido a partir de la información: Mapa del Perú. Lotes de Contratos de Operaciones Petroleras. En http://mirror.perupetro.com.pe , 31 de octubre de 2008 (versión en inglés).
(4) Proyección en base a cifras dadas en: Mapa de Deforestación de la Amazonía Peruana - 2000, Memoria Descriptiva (versión preliminar aún sin publicar), por Hubert Portugués y Patricia Huerta, INRENA, CONAM, Lima, 2005, p. 90. Esta publicación señala 7′172,554 Ha. de superficie deforestada acumulada al año 2000, y estima 149,632 Ha. deforestadas anualmente entre los años 1990 y 2000. Consideramos que 8′369,610 Ha. deforestadas a diciembre de 2008 es una cifra conservadora, ya que hay indicios de que la actividad económica, y con ella la deforestación anual, ha crecido entre el 2000 y el 2008.
Alarde de la Impunidad tras el Crimen
Bartolomé Clavero
Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas
El Embajador del Perú ante los Estados Unidos figura entre quienes con más entusiasmo se han tomado la campaña Tinta de Calamar impulsada por la Cancillería peruana. No se para en barras para pregonar y defender la postura más innoble de su Gobierno, la postura que ya ha comenzado a ceder ante la necesidad de apertura de un diálogo. El embajador no ceja. Alega informes inexistentes y desvirtúa los existentes. Confía en que en los Estados Unidos nadie se va a molestar en localizarlos y leerlos. Ese concepto abriga también del periodismo estadounidense. Él lo tiene claro. Los culpables de la masacre de Bagua da por probado que son Venezuela, Bolivia, Amazon Watch, Survival International y todos cuantos difaman al Perú. Los mensajeros de la noticia del crimen son definitivamente los criminales. Los difamados son así los difamadores.
Luis Miguel Valdivieso Montano, economista egresado de la Universidad de la Pontifica Universidad Católica del Perú y doctorado en la Universidad de Boston, Estados Unidos, ha sido funcionario del Fondo Monetario Internacional y en su país, más recientemente, durante el segundo semestre de 2008, esto es el periodo más duro de puesta en práctica del golpe de derecho de Alan García para la invasión empresarial de la Amazonía, Ministro de Economía y Finanzas. Luis Valdivieso es ahora el Embajador del Perú ante Estados Unidos. Dada su trayectoria, puede explicarse su empeño personal en la campaña Tinta de Calamar. Se encuentra entre los responsables de las políticas probablemente genocidas que han conducido a la masacre de Bagua. En Estados Unidos, nunca ha hecho referencia a la relación nada remota entre este acontecimiento y el Tratado de Libre Comercio o de Promoción Comercial suscrito con el Perú.
“Este informe es importantísimo, se suma al informe del relator de las Naciones Unidas y al de la Cruz Roja; es un documento que va a permitir aclarar de una vez por todas estos hechos”, ha declarado el Embajador peruano en Washington tras la publicación del informe sobre Bagua de la Defensoría del Pueblo, informe al que está refiriéndose. Para no dejar cabo suelto, la aclaración la aporta él mismo: los tres informes dan la razón plena al Gobierno del Perú y esto muy en particular respecto al número de muertes superior entre policías y a la inexistencia de desaparecidos. Aclaremos por nuestra parte también. El informe de la Defensoría del Pueblo da cuenta de una labor de urgencia puramente humanitaria. Ni reconstruye hechos ni puede, por ende, dar ni quitar razón a nadie. El informe del Relator Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y libertades fundamentales de los indígenas sencillamente no existe todavía. Está aún pendiente tras su visita. El informe de la Cruz Roja tampoco existe o, al menos, no es del dominio público. Como su labor es la humanitaria, difícilmente podría cualquier comunicado suyo confirmar ni desautorizar posiciones políticas encontradas.
“Yo [Luís Valdivieso] he hablado con muchas organizaciones y medios que han difundido información, muchas de ellas ya se están retractando, van a corregir sus contenidos”. Según declara, ha contactado con la CNN, la cadena mundial de noticias en inglés y en castellano; ha dictado sendas conferencias en el Consejo de las Américas y en la sede también estadounidense del Diálogo Interamericano; se ha reunido con representantes de Human Rights Watch a fin de “pedirles que corrijan la información errada que difundieron sobre los sucesos en Bagua”… Hay seguramente un etcétera, pero no parece que haya hecho ningún intento de entrevistarse con gentes de Amazon Watch o de Survival o tampoco de contactar a los embajadores en Washington de Venezuela, si ya se ha reincorporado, o de Bolivia. Ha pregonado que los unos como los otros se encuentran entre los culpables más directos. Conforme a las prácticas diplomáticas, si no ha intentado comunicarse con sus congéneres venezolano y boliviano, limitándose a vocear las imputaciones, es que no se cree sus propias acusaciones, las acusaciones que responden a las instrucciones de la Cancillería peruana.
Luis Javier Gonzales Posada Eyzaguirre es dirigente del APRA o Partido Aprista Peruano, el actual partido gobernante en el Perú. Fue Presidente del Congreso de la República desde mediados de 2007 a mediados de 2008, esto es durante todo el periodo en el que se fraguó el referido golpe de derecho. Había desempeñado las carteras ministeriales de Justicia y de Asuntos Exteriores durante la primera presidencia aprista, primera también de Alan García. Luis Gonzales Posada es hoy miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, que anteriormente ha presidido. Dadas las responsabilidades contraídas, puede también explicarse su entusiasmo en sumarse personalmente a la campaña Tinta de Calamar.
En declaraciones radiofónicas de ayer lunes día 6 de julio, el congresista Luis Gonzales Posada demandó que se ejerza la acción penal por difamación contra quienes hemos propalado que en el Perú se comete genocidio y contra quienes mantienen que en Bagua se han producido muertes y desapariciones por encima de lo oficialmente reconocido. “Nuestros embajadores en Gran Bretaña y en Estados Unidos deberían ser facultados para denunciar judicialmente a las ONG Survival y Amazon Watch por haber montado una campaña de difamación sin precedentes en contra de Perú”, propuso. ¿Prueba para esta acusación? El informe de la Defensoría del Pueblo que, según este político aprista, habría descartado que hubiera más muertes y demostrado que no hay desapariciones. “Se ha emitido una gama de inexactitudes y ofensas que nosotros no tenemos por qué aceptar, en la medida en que violentan el principio de no intervención y además estimulan la difamación como práctica política”, remachó.
Jorge Alfonso Alejandro del Castillo Gálvez está, junto a Alan García, entre los máximos dirigentes del APRA. Fue su secretario general hasta que pasó a ocupar la Presidencia del Consejo de Ministros al acceder Alan a la Presidencia de la República. Presidió el gabinete hasta mediados de octubre del año pasado, 2008; hasta que la resistencia indígena a la política depredadora de la Amazonía y el estallido de un escándalo por evidencias de corrupción en las concesiones a las empresas agentes de las depredación provocaron su caída. Jorge del Castillo es hoy congresista y un congresista bien activo en la línea oficialista. No hay que repetir eso de que el anágrafe político explica por sí solo el entusiasmo personal por mantener activada la operación Tinta de Calamar.
Así lo hace, ahora tras la publicación del informe de la Defensoría del Pueblo. Sólo le interesa de verdad la cifra de muertes, pues ni siquiera lo hacen los muertos mismos, cifra que da por definitivamente confirmada, la oficial se entiende. Pretende que el susodicho informe “les quita piso a todos los irresponsables empezando por Pizango [Alberto Pizango, dirigente a la sazón de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana], que empezó a decir eso [que hay un elevado número de desaparecidos], a las radios de la zona, así como a algunas organizaciones de derechos humanos, y al presidente Morales que han expandido por el mundo la teoría del genocidio”.
Al mayor responsable político, junto a Alan García, del golpe de derecho dirigido a franquear los recursos de la Amazonía atropellando los derechos más elementales de las personas, las comunidades y los pueblos indígenas, inclusive los derechos a la salud y a la vida, y siendo los autores de golpe conscientes de todo ello, también le produce nerviosismo la mera mención de la palabra genocidio. No es para menos. Recuérdese siempre la Convención de Naciones Unidas para la Prevención y Sanción del Delitos de Genocidio, art. 2: “Se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: (…) b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial”.
Yehude Simon ha sucedido a Jorge del Catillo en la Presidencia del Consejo de Ministros. No fue partícipe del golpe de derecho que exacerbó las políticas potencialmente genocidas, pero las ha hecho suyas bajo el peso de su responsabilidad de gobierno. Con más resignación que entusiasmo, contribuye a la campaña Tinta de Calamar. Declara ahora que el informe de la Defensoría del Pueblo “descarta la desaparición de pobladores nativos” y “confirma que no hubo una matanza de indígenas”. ¿No se había comprometido el Gobierno que preside a la formación de una comisión de investigación imparcial con participación tanto internacional como indígena conforme a la recomendación verbal, a falta todavía de su informe por escrito, del Relator Especial de Naciones Unidas sobre derechos humanos y libertades fundamentales de los indígenas? ¿De verdad se cree que el estadillo humanitario de la Defensoría del Pueblo, ni siquiera propiamente un informe, hace innecesaria esa indagación imparcial? ¿Qué es esto? ¿Ejercicio de buena fe o maleficio de complicidad?
Es operación de encubrimiento de crimen y de defensa de la impunidad. La denuncia del primero y la lucha contra la segunda no sólo tiene que ver con el castigo de los culpables, sino también con la reparación de las víctimas. El Gobierno del Perú quiere emprender un diálogo con indígenas que contempla nuevas prácticas para el futuro sobre las bases de una impunidad que implica la no revisión de las políticas consumadas y la no reparación de las víctimas. A esto viene tanto alarde.
lunes, 6 de julio de 2009
SORPRENDENTE HALLAZGO DE RESTOS ÓSEOS EN CERRO SIEMPRE VIVA
Ha causado sorpresa para los visitantes al cerro Siempre Viva el hallazgo de algunos restos óseos que no se saben si son de seres humanos.
Los hallazgos se registraron en diferentes sectores de la parte alta del cerro visitado hoy en ocasión de cumplirse un mes del fatídico 05 de junio y fueron efectuados por los visitantes que recorrieron toda la falda del cerro luego de la ceremonia de la cruz y la bandera de la paz.
Para muchos, se trataría de restos humanos pero para unos pocos sería solamente huesos de algunos animales de la zona.
Junto a los huesos tambien se encontraban prendas de vestir quemadas. Lo cual motivó más aún a tejer hipótesis acerca de terribles hechos denunciados luego del 05 de junio
Lo extraño de los hallazgos es que durante varios días, la policía peinó la zona, asì como las autoridades locales sin haberse encontrado lo que hoy se ha visto.
Incluso, entre algunos de los asombrados pobladores no se descartaba la lejana posibilidad de que que alguna mano extraña haya repartido estos restos a sabiendas que hoy iba a concurrir bastante gente.
Sin duda este caso amerita una investigación de parte de las autoridades como por ejemplo la Fiscalía de Utcubamba que fue alertada.
Los visitantes no salían de su asombro al encontrar prendas de vestir, zapatillas quemadas, casquillos de bombas lacrimógenas, etc, etc.
Como se recuerda, en los siguientes días al 05 de junio, hubo algunas ocasiones en que la población civil fue al cerro, pero fue en forma mínima, esporádica y por vías ya conocidas. En esta fecha la gran cantidad de gente que ha asistido ha sido un factor para que se recorra por todas las partes posibles teniéndose estos hallazgos que dará que hablar en los siguientes días.
Cada vez qe alguien encontraba algo llamaba a los demás y así se hacía tumultos de personas alrededor de los huesos. Por cierto los comentarios eran de diverso tipo pero casi todos apuntaban a que se trataba de restos óseos de seres humanos.
¿Qué datos básicos deben tenerse en cuenta para un informe sobre Bagua?
Consejos de Observación desde el Perú
Por Bartolome Clavero
Recibo desde el terreno un mensaje privado del que selecciono la parte publicable pues creo que merece publicación. En realidad, los consejos de observación responden a una consulta mía: ¿qué datos básicos deben tenerse en cuenta para un informe sobre Bagua?
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(…) Creo que lo básico es dejar claro que:
- El principio del altercado (me refiero a los hechos concretos del 5 y ss.) es una agresión, mal organizada seguramente, sobre personas sin ninguna intención de agredir a nadie, indefensas y desarmadas, con pactos confiables de no agresión mutua. El principio, cómo se originan los hechos para mí puede ser fundamental. Puede repercutir en la situación de dirigentes y comuneros procesados y aclara los hechos. Nadie sino la policía originó la masacre. No se puede ser autor intelectual de una orden policial y si eso fue, como fue, el detonante, los dirigentes indígenas no pueden estar involucrados en eso. No hubo provocaciones, no hubo acto alguno que revelara agresividad. Fueron sorprendidos por la balacera.
- Se disparó al cuerpo, con armas de guerra. Fue una masacre que les salió rara por la capacidad defensiva de los awajum. No sé si esperaban que se dejaran matar tranquilamente. No es lo que podría esperar cualquier persona razonable o con un mínimo de conocimiento de causa. No es una obligación tampoco de un civil dejarse matar mansamente cuando se le viola el derecho a la vida de sus familiares. Desde luego no lo es entre indígenas. El gobierno ha hecho mucho hincapié en los resultados (contados en muertos) como si se tratara del resultado de un partido de futbol. Pero (aunque no se puede hablar del tema puesto que estar baleado significa haber estado presente y por ende ser procesado) si existen oficialmente más de 100 y extraoficialmente más de 200 heridos de bala (algunos heridos por ráfagas de varias balas), el número de muertos, incluyendo menores, sea el que sea, es casual porque pudo haber sido brutal.
- Que las armas en el caso de la Curva del Diablo fueron las arrebatadas a los policías en acciones de enfrentamiento directo, no había nadie armado. Si hubiera habido gente armada o si se hubiera tratado de una agresión preparada los resultados hubieran sido muy diferentes. Nadie había ido allí para matar ni para que lo mataran.
- Que los sucesos de la estación 6 todavía se desconocen en profundidad pero que sí hubo una intervención desafortunada del ejército cuyo ministro de defensa, al parecer, desconocía que hubiera policías retenidos y desarmados (las armas estaban con llave en poder del jefe de la comunidad), algo inusitado puesto que lo estaban tras más de 50 días, y que ya habían sabido de la ruptura del pacto y de la matanza indiscriminada en Bagua (por celular a Bagua y de ahí por radio). La tensión de un ataque militar por tierra y aire en una situación así puede haber dado lugar a reacciones de todo tipo y posiblemente los policías pueden haber pagado por ello. Pero, una vez más, solo se conoce la versión oficial de los hechos y esa es altamente confusa y contradictoria.
- Que es una locura tratar el problema como si esto fuera parte de un complot internacional; no existe prueba alguna y resulta realmente patético tratar de canalizar por ese lado los problemas (lo hizo la ministra y se salvó así de ser censurada).
- Que existe claro temor de las comunidades a contar lo ocurrido.
- Que a AIDESEP se le está cercando de muchas maneras (…).
- Que tal vez una de las mejores maneras de ayudar sea insistir ante el poder judicial para que los procesos sean limpios, muy especialmente el de Pizango cuyas irregularidades parecen de Tres Patines y la Tremenda Corte.
Por supuesto que lo importante es el futuro, pero si este pesadísimo episodio se deja en blanco o se le trata con pinzas de oro, a los indígenas peruanos les va a ir mal. Debe haber algo muy contundente. El manifiesto del 11 de Junio de OIT sirve mucho para esto: se le venía diciendo hace años que las concesiones debían pasar por la consulta y el consentimiento; el gobierno estaba avisado de que debía aplicar en todos sus extremos el Convenio; el sujeto jurídico pueblo (y sus relaciones lógicas con el territorio integral) era un pedido permanente… Esas cosas son el futuro. Y desde luego si no se lo dicen al APRA desde fuera, aquí todo está arreglado ya para un muy largo plazo (…).
Ir al sitio web de Bartolome Clavero
domingo, 5 de julio de 2009
Bagua: Entrevista a Santiago Mauin
Hacemos copia estricta de la entrada al blog del genial caricaturista HEDUARDO - Hojas de Vida. "Han pasado varios días desde que Paola Ugaz publicó esta excelente entrevista en Terra Magazine y parece que no la reproducirá en su blog. Con su permiso la difundo aquí porque considero que mis 14 lectores no deberían perdersela."
En entrevista exclusiva con Terra Magazine, habla Santiago Manuin Valera, líder de los awajún wampis, detenido en un hospital de la ciudad de Chiclayo, tras la asonada en Bagua, en la que recibió una ráfaga de una ametralladora AKM en el estómago, lo que le causó ocho orificios y que su colón este separado de su cuerpo.
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En Bagua, cuyo capítulo más violento ocurrió durante la operación policial que buscaba desbloquear un sitio de carretera llamado la "curva del diablo" y en donde murieron 24 policías y 10 nativos, según las cifras oficiales.
Manuin sobrevivió de milagro a una operación de emergencia, realizada en el pasadizo del hospital de Bagua porque no había ni los equipos ni las camas suficientes para atender a todos los pacientes de gravedad que llegaron ese nefasto 5 de junio.
Durante 24 horas fue dado por muerto por sus compañeros y recién al día siguiente, "resucitó" para la felicidad de sus familiares, compañeros indígenas y admiradores.
Actualmente el líder awajún-wampis, de 50 años, y padre de 14 hijos, está internado en el hospital Las Mercedes de Chiclayo - al norte del país- donde es tratado de sus heridas y recuperándose de la pérdida de 50 centímetros del intestino delgado. Un "escuadrón verde" de la policía peruana ha montado tres círculos de seguridad que rodean su cuarto las 24 horas del día y que les recuerdan a sus familiares la condición de detenido por la justicia por los delitos de homicidio calificado y lesiones graves, contra los medios de transporte público, motín, tranquilidad pública, contra el patrimonio y tenencia ilegal de armas.
Luego de tres días de espera, Terra Magazine consiguió ingresar a su habitación y conversar con él, que se encontraba leyendo un libro sobre la vida del Mahatma Gandhi.
Junto a Manuin recorrimos parte de su biografía: desde joven fue fichado por sus habilidades sociales e inteligencia por los religiosos jesuitas en Santa María de Nieva, su lugar de origen ubicado al noroeste del país, a mas de un día de distancia de Bagua, la capital del departamento de Amazonas.
En Santa María de Nieva ha sido elegido presidente del Consejo aguaruna-huambisa (nombre español de su etnia, los awajún-wampis y que es la principal organización del Alto Marañón, tierra comprendida por los ríos Chiriaco, Cenepa, Marañón, Nieva, Domingusa y Santiago) para coordinar las titulaciones de tierras amazónicas, tarea que le ha generado un gran reconocimiento entre sus hermanos, quienes destacan públicamente su laboriosidad y persistencia en el tramite burocrático en las grandes ciudades.
Con el apoyo de los jesuitas postuló y fue elegido para estudiar una maestría de derechos humanos en la Universidad de Deusto en España y un curso de Altos Estudios en Derechos Humanos en la Organización de Naciones Unidas en Ginebra.
En uno de sus viajes a Europa, fue invitado en 1994, a una audiencia con la reina Sofía de España, quien, según registraron los medios, quedó fascinada por su encanto personal y la fuerza expositiva de Manuin al hablar de su labor a favor de su pueblo, a lo largo de los años, y el impulso al desarrollo que no rechaza la inversión privada pero que sí protege a rajatabla, la tierra, el aire y el agua que los rodea en la Amazonía.
Su perfil pacifista y dialogante fue elogiado por varios miembros del gobierno que formaban parte de las mesas de diálogo con los nativos, incluso, en una ocasión "cuadró" al líder de la Asociación Interetnica de Desarrollo de los Pueblos Amazónicos (AIDESEP), Alberto Pizango, por considerar que el diálogo nunca se debe de cerrar, aún en las peores circunstancias en que se lleve una negociación.
Desde su cama de enfermo, este hombre transmite paz y sabiduría aún en medio de las dificultades que enfrenta en el hospital, cuyas condiciones de salubridad dejan mucho que desear.
A todo ello, hay que agregar a la policía ubicada en la puerta de su habitación, en la puerta de su pabellón y en la puerta del área de emergencias del hospital Las Mercedes.
Manuin extraña la paz espiritual que le da sentarse a la sombra de un pijuayo (árbol de su zona); a su esposa Angélica; comer el roedor majás; tomar masato (preparado hecho por las mujeres tras masticar la yuca y echarla a una olla grande); y comer yuca de monte, frita en brasas de madera, una de las cosas que mas le gustan en el mundo.
Según cuenta el líder awajún-wampis, en el idioma aguaruna existen más de 40 vocablos para designar a la yuca, un alimento vital para los que viven en la Amazonía que se encuentra en Ecuador, Perú y Brasil.
¿Qué es lo que mas le atrae de Gandhi?
Es impresionante la fuerza espiritual que tenía, Gandhi era un hombre paciente, él decía: me gusta Cristo, pero no los cristianos porque no se parecen a Cristo. Es una patada a los que somos cristianos.
¿Cómo se encuentra y en que ha estado pensando en estas semanas en el hospital?
He estado pensando en mi infancia, que ha sido libre. Yo crecí al lado de mi familia y hasta el tiempo en que hacía uso de razón mis padres me dieron plantas etiógenas, son tres plantas maestras: el ayahuasca, el zumo del tabaco y el toeello. En nuestra cultura se lo dan a los niños y a los niñas para moderar su moral para crearles su personalidad, para hacerles personas moderadas, dentro de la conducta moral nuestra.
¿En qué proyectos trabajo en Santa María de Nieva?
Hemos trabajado con (el especialista español) Iñigo Maneiro, juntos hemos desarrollado las áreas productivas, como el cacao, y la preparación de las tierras cultivadas. Después vino la reforestación y mantener el bosque así como hacer un inventario de árboles maderables para hacerles un uso de acuerdo a las nuevas reglas de conservación.
¿Cómo ha sido lo de su maestría en la universidad de Deusto?
Fue muy bueno porque la Universidad de Deusto encontró un fondo del gobierno vasco para ayudar a los líderes indígenas. Fui seleccionado y al llegar me impactó bastante porque eran profesores muy preparados que manejaban muy bien el tema indígena y la lucha indígena, que llevamos frente a las Naciones Unidas para hacer sentir nuestra presencia.
En ese punto busqué que nuestra lucha permita acabar con un elemento de fuerte discriminación tanto social racial y política, me convencí de que dependía de mí, la formación que yo tengo que dar a muchos de mis compañeros para defender nuestro territorio.
Buscamos hacerle entender al gobierno peruano que somos una cultura viva que tenemos nuestra propia civilización dentro de Perú y no podemos ser comparados con otras civilizaciones.
¿Qué recuerda del papel de los aguarunas y su ayuda al ejército en la guerra que se libró contra Ecuador en 1998?
Somos un pueblo, nosotros los aguarunas descendientes de los jíbaros, grandes guerreros. Mis compañeros trabajaron activamente en tropas que participaron en el enfrentamiento con los ecuatorianos.
Nunca fuimos utilizados, el servicio era mutuo y voluntario, a pesar de que era muy sacrificado, éramos peruanos que nos uníamos en la lucha en la defensa de nuestro territorio.
¿Qué ha sentido al recibir tantas muestras de solidaridad a nivel internacional y nacional?
Me da un aliento muy grande. Yo era conocido (en Bagua y en las comunidades nativas), lo que pasa es que nunca busque cargos, me gustaba quedarme en mi casa, me gustaba participar en los eventos de organizaciones que me conocen, nunca gustó ser presidente de AIDESEP, ser alcalde o como otros paisanos que se han lanzado al congreso, nunca me han gustado nada de eso porque son muy políticos, no son reales a mi me gusta el trabajo concreto y no dar vueltas.
¿Cómo fue su encuentro con la reina Sofía de España?
Fue en 1994, estaba con terno (traje formal), me dijeron que tenia que obedecer el protocolo, al entrar a verla había bastante gente, le dije su majestad 'muy buenos días, mucho gusto en conocerla, has tenido la generosidad de recibirme', luego la Sofía me mira y me dice ¿Te vistes así en tu tierra?, no, le respondí: Yo dentro de tus protocolos tengo que vestirme así, "hubieras venido con ropa normal", me dice y le respondí, "cuando regrese me vestiré así", ese fue el chiste, casi al final de la cita.
¿Estudio varios meses en Ginebra, fue muy duro por dejar a la familia tanto tiempo?
Ginebra era muy tranquilo. Extrañe a la familia. No pensé en el tema de las mujeres, durante el viaje. Hay que tener cultura para esa parte. Yo soy indígena y en dos meses, no puedo conocer una chica. Nosotros tenemos nuestra propia costumbre de enamorarla, hay diferencias entre el mundo indígena, occidental u oriental. Para conocer a una chica se tiene que estar de 6 a 8 meses cortejándola.
Cuando el aguaruna se enamora, va luego en busca del matrimonio. Nosotros no vamos en busca de las mujeres como hacen en otros mundos occidentales u orientales.
¿Para usted en que radica la sabiduría de la naturaleza?
La sabiduría está en la naturaleza (gran Uncuy en nuestro idioma y que significa madre naturaleza) y el hombre debe respetar esa sabiduría, pero muchas veces pierde el concepto de lo que es la naturaleza y no valora los árboles, que abastecen las necesidades de construcciones; el agua es importante porque es la vida de nuestra existencia; la tierra es como nuestra madre que abastece todo, y a la que se le pide yuca camote, todo el sembrío. Por eso hay un ritual en el que se dedica a la tierra, por eso, es importante la toma del zumo de tabaco para conocer las visiones del gran Ajotab.
¿Qué sigue después de lo que le está tocando vivir?
Estoy pensando varias cosas: yo no estuve de acuerdo con la violencia, siempre dije que la marcha era pacifica, después de esto seguiré formando a lideres, poniendo un hincapié en la no violencia.
Yo no busco ser ningún símbolo, pero la violencia trae nuevas consecuencias y en ese sentido hay que reforzar el dialogo entre los indígenas y el gobierno, que tiene que considerar que es un pueblo diferente a otros pueblos.
Perú es un pueblo pluricultural pero que no se diga solo de labios para afuera, es un pueblo especial y a los indígenas hay que preguntarnos que es lo que queremos para los años que vienen.
En Nieva he retrasado mi trabajo pero todos lo continúan.
¿Qué querrá Dios que aprenda de esta situación?, me dispongo a que él diseñe el camino, podría ser escribir un libro, y le pediría a Iñigo Maneiro que me ayude (dice entre risas, al referirse, a su amigo español de muchas iniciativas comunitarias).
¿Cómo se relaja y divierte Santiago Manuin?
Escuchando todos los huaynos (música de los Andes peruanos con guitarra, violín y saxofones especiales) que pueda.
Me gustan porque son melancólicos, recuerdan la trayectoria del gran Imperio Incaico, ellos son los descendientes han evolucionado como todas las culturas de la sociedad. Por eso mismo admiro el canto andino.
A mi la política no me gusta, he apoyado a otras gentes pero nunca me he dedicado a eso, sino a la formación de los líderes y a mi formación religiosa que me han dado todo para entender el catolicismo y mis creencias awajun- wampis, Dios es el gran ajotab el que le hablo a mis antepasados, por eso soy crisitano un cristiano awajun
¿Qué mensaje quisiera que reciban los peruanos de usted?
Nosotros los peruanos aunque fuéramos de culturas diferentes, debemos unir nuestras fuerzas en la lucha del pueblo, realmente siento un estímulo muy grande para decirle a los gobernantes que ayuden a superar nuestra crisis de indiferencia para ser otro país.
¿Esa crisis de indiferencia es el racismo entre peruanos?
Si superáramos el racismo seriamos todos hermanos. Los gobernantes dirigen mal el país, fuera de eso, el Perú es muy solidario, pacifico, pero muy luchador cuando ve una injusticia.
El Perú tiene una riqueza muy grande, una riqueza humana, una riqueza natural y eso debemos consolidarlo, el Perú está unido, hay pequeñas diferencias que hay que superarlas... pues eso es lo que pienso.
Bagua: Curva del Diablo
La turba de gente se llenó en la calle, mientras el ambiente árido y con poca vegetación era consumido por el sol matutino. Unos hombres gritaban a todo plumón, mientras otro grupo decían que se apartasen.
—Fuera, muévanse, huevones. Este hombre esta herido —gritaba un hombre que sostenía al herido, mientras otros le ayudaban. El hombre que apartaba a gritos, empujó a unos cuantos más.
La gente que estaba por otro lado, comenzó a unirse a la turba. Llevaban al herido con las voces de la gente gritando por todo el lugar. Cuando revelaron el cuerpo magullado y lastimado del hombre a demás personas, algunas mujeres gritaron en el llanto. Aquel lastimero sentimiento se fue apagándose hasta mudarse en un gemido enardecido.
—Malditos de mierda —gritaba una mujer con el rostro lleno de furia—.
El hombre fue llevado a una casa cercana, donde aún, muchos jóvenes y niños se quedaron mirando, colgándose de algún poste de luz. La casa de una señora se convirtió en una clase de clínica, irreconocible, mientras unas mujeres histéricas mandaban a algunos niños a un hospital cercano.
—Niños, niños —llamaba una señora. Los niños mirándose en sí, entraron a la abarrotada casa, empujando a unos cuantos hombres—. Vengan, vengan… —cuando los niños llegaron ante ella, un de ellos se quedo traumado al ver al hombre muy lastimado, con un horrible herida que surcaba todo el ancho de su pecho—. Vayan al hospital más cerquita… por aquí, no más… Vayan, vaya… No se queden parados…
Los niños salieron de la casa abarrotada. Algunas cosas de la casa se estremecieron cuando más gente entraba a ver al herido. Salieron la irreconocible calle, llena de gente con diferentes armas cosas en sus manos, pero lo que más abundaba eran los fusiles AKM.
—Esto me asusta… —dijo un chico moreno de 7 años, con las manos temblando y con el andar apresurado, tratando de alejarse del lugar.
— ¿Cómo que te asusta? —respondió el mayor, bruscamente—. Sólo estamos defendiendo nuestras tierras… ¿Crees que esta bien que tomen nuestras tierras así no más?
— ¿Por eso están peleando todos?
— No sé… pero estamos luchando para defender nuestras tierras
Se escucharon unos disparos. Aquello les dio un tremendo susto a los niños. Voltearon a ver, mientras el menor de ellos se aferraba a su hermano.
— ¡No dejen que avance! ¡No dejen que avancen!
En el centro de la pista un camión de bomberos trataba de pasar, mientras un grupo de personas lo impedía, golpeando con unas lanzas la ventana parabrisas. El camión trató de moverse entre toda esa multitud, pero solo recibió empujones enfurecidos.
—Conch… ¡Dejen de hacer eso!
Salió un bombero por la ventanilla y dio grandes gritos enfurecidos a la turba. Pero como el resultado era como el típico fuego contra fuego, el lío aumento en grados desesperantes. La gente embistió el carro de bomberos, picaron con sus lanzas el capó y espetaban obscenidades.
—Bájense… Bájense —gritaba algunos con voces furiosas.
— ¡Que no pasen!
Un hombre golpeó con violencia el parabrisas hasta causar que se forme una araña de grietas sobre ella. Los bomberos dentro trataron de salir del camión, pero eran recibidos con algunos gritos más furiosos.
— ¡Salgan…! ¡Con esto van a salir! – Dijo un joven mayor, que venía corriendo, mientras alzó sobre su cabeza una botella de molotov encendida. La línea de humo que dejó en el aire, impregnó la respiración colectiva.
La calle se despejó, cuando la letal botella de molotov venia lista como una bomba muy peligrosa. La muchedumbre miró con expresión furiosa y ansiosa, los bomberos trataron de salir de ella y la botella de molotov iniciaba su vuelo parabólico hacia su blanco, dando giros rápidos, profiriendo el ruido sordo del líquido dentro de ella, mientras la línea de humo dibujaba una espiral densa y ácida.
Silencio general en milésima de segundos… Último giro de la botella… Ojos ansiosos…
… La botella reventó sobre el capo del camión de bomberos. Una repentina flama de fuego se propagó por todo la ventana de parabrisas. Los bomberos salieron del camión, dando un gran salto donde cayeron de bruces en el asfalto caliente.
Como una gran tea, el camión de bomberos comenzó a consumirse.
Los niños trataron de no seguir a todo el tumulto enfurecido. El menor de los hermanos ahora se mostraba muy curioso ante eso, porque repentinamente el miedo fue reemplazado por una clase de aventura totalmente peligrosa.
Con una mente muy contagiada por el peligro que estaba encima, el menor de los hermanos puso en marcha un plancito.
—Vámonos… —dijo el mayor del grupo, algo aterrado y sorprendido.
Y el menor de ellos dijo:
—José, me voy a quedar en la casa…
— Vamos. Por esta parte de la ciudad es peligrosa… Ya viste que le pasó al transporte de los mangueros.
—No es eso… Tengo que ir al baño —fingió Manuelito. Puso carita de contrariado, con los labios presionados entre sí.
—Deja a tu hermano, vamos, nosotros…
—Iremos a La Peca…
A Manuelito no le importaba La Peca. Quería ver que pasaba por La Curva del Diablo… Por qué la gente se peleaba tanto…
—Solo quiero quedarme en la casa…
—Eres chivo, así… —dijo el amigo de José.
Manuelito se quedó cabizbajo.
—Deja de hablar cojudeces… Vamos, al hospital… Ese hombre debe estar quedándose frío… Vamos… Tú, Manuel, vete a la casa y no salgas…
Manuelito hizo el ademán de regresar a la casa. Se escondió tras un pequeño arbolito, mientras su hermano y su estúpido amigo de mierda desaparecían tras una curva hacia la derecha.
Miró hacia el otro lado de la pista. Estaba despejada. La mayoría de las personas se había dirigido para enfrentarse a la Policía por La Curva del Diablo. La calle estaba casi totalmente desierta.
Tomo la iniciativa. Cruzó la silenciosa pista, mientras al llegar al otro lado, se metió por unas plantas y se integró a un calvo bosque de árboles bajitos. Subió por una cuesta, y caminó muy agachado por todo el camino.
Se escuchaba gritos, sonidos raros, disparos y algo como el ruido de una enorme mezcladora. Escabulló entre los arbustos secos y se escondió. Esperando que esos infernales ruidos cesaran por un ratito. Con siete años, la adrenalina fluyó por sus venas, impulsándolo a cometer cualquier acción arriesgada.
Siguió caminando cabizbajo, procurando no llamar la atención repentinamente como animal perdido y repentinamente extrañado. Tropezándose con un roca que le dejo una raspadura en la rodilla, caminó muchos más allá, hasta estar frente a un claro desértico. De repente, comenzó a escocerle los ojos de manera muy abrupta.
Algo contundente impactó sobre la arena agreste, levantando una pequeña nube de arena. Después apareció más de esas nubes de arena, producido por un ruido silbante y muy rápido.
— ¿Qué es eso?
El sonido era tan fuerte, que pensó que algo iba a caer sobre él. Se agachó y acurrucó bajo los matorrales. Luego comenzó a sentir un fuerte viento que movía todas las plantas, alzaba grandes nubes de arena que amenazaban en entrar en los ojos de Manuel. Levantó la cabeza y se encontró con un impresionante helicóptero, repleto de policías, listo para combatir. El intenso aire que causaba las hélices del helicóptero, provocaba que los calvos arbustos donde se escondía Manuel comenzaran a desplomarse.
El helicóptero descendió, perdiéndose de vista cuesta abajo, hacia La Curva del Diablo. Procurando no llamar la atención, Manuel se acercó a otro arbusto. Con ansias arriesgadas, se abalanzó lentamente. Caminó muy agachado, pisando ramitas caídas, hasta que sintió que sus pies se resbalaron contra algo y cayó tras un bejuco. Aquí era donde los ojos le escocieron terriblemente.
Se levantó adolorido, porque en la misma reciente herida sintió un roce horroroso. Dio unos grititos, pero estaba seguro que a esos dos grandes grupos no le interesaba si era un animal llorando.
— ¡Disparen…!
Y era cuando descubrí que era lo que levantaba en pequeñas nubes de arena. Eran miles de balas que estaban dispuestas a impactar en cualquiera. Sucumbieron el lugar con miles de balazos ametrallados, contundentes, letales, llenos de maldad exquisita.
Por un lado recóndito, se escondían periodistas; algunos con sus compañeros camarógrafos. Manuel pudo observa a mucha gente en el lugar, con lanzas y fusiles AKM, disparando.
Cuando se encontró con una pelea, muy cerca, de repente un papel se atajo en el bejuco que estaba escondido. Por el espacio que veía, saco su brazo y tomó el papel
En ella decía que La Ley de Flora y Fauna Silvestre sería aprovechada de una manera estable.
¿Acaso por eso peleaban?
De repente, comenzó otra lluvia de muerte cargado de balas. Algunos impactaron muy cerca de aquí, pero jamás llegaban tan cerca.
Dejó mirar esa escena espantosa y volvió a ese misterioso papel. No entendía que es lo que decía, pero estaba lleno de dígitos muy raros, palabras como ‘artículo’, ‘capítulo’. Se quedo mirándolo, averiguando qué era lo extraño que era lo que tenía ese papel.
Había algo que le perturbaba. Era un enorme diálogo entre personas que si comprendían esto, pero le perturbaba las palabras tan difíciles.
—Así actúa el extremismo en el Perú…
— ¿Qué significa extremismo? —se preguntó Manuel en su cabeza, mientras los gritos de la masacre venía desde La Curva del Diablo con bastante notoriedad.
—No deberíamos permitir esto… El Perú debe progresar… Usaremos las tierras de nuestra Amazonía para un uso agrario…
De repente vino a su cabeza la voz de su hermano José.
— Sólo estamos defendiendo nuestras tierras… ¿Crees que esta bien que tomen nuestras tierras así no más?
En el papel decía:
—Solamente tratamos de buscar un progreso más estable, exportando, vendiendo…
—Instalaremos industrias petrolíferas para extraer el petróleo de la Amazonía… —escuchó la voz de una mujer.
— ¡Esto va más allá de la política! ¡Estamos hablando de vender hectáreas de nuestra Amazonía! ¡Estamos hablando de árboles! ¡Nuestras propias riquezas! —le vino a la cabeza la voz de uno de sus vecinos, dirigente, mientras opinaba sobre los nuevos decretos legislativos—. ¿Y con que quedamos nosotros mientras vendemos? ¿Dinero? ¿Nuestras riquezas vendidas que ahora tendremos que comprar de ellas para beneficiar nuestras necesidades? El Perú está muy mal en esto… ¡¡Tanto nos cuesta explotar nuestras propias riquezas!!
—Nuestras riquezas —pensó Manuel. Tenía la mente tan concentrada y conectada, que apenas se dio cuenta que una bala cayó a pocos metros de él.
—Estamos tan cerca de ella… Podemos buscar nuestra propia manera para tener un ecosistema estable, mientras que el Gobierno no piensa más que en una política estúpidamente consumista… A veces pienso que el propio Gobierno nos contagió con lo de traer marcas extranjeras y venderlas aquí…
Aquel pedazo de papel hizo recordarle todas las conversaciones escuchadas de muchas personas, después de que se anunció los nuevos decretos.
— ¿Pero qué significa extremista?
¡BUM!
Se escuchó una enorme explosión. Se sobresaltó mientras la luchas en diferentes puntos de La Curva del Diablo se daba violentamente. Con la mano aún con el papel, gateó por el suelo árido y miró entre los arbustos.
Desde ese punto era horrible presenciar ese acontecimiento. Con ojos desorbitados y escocidos por ese panorama totalmente cruel, donde solo el mal se apoderaba, se escondió otra vez en el bejuco.
De improviso, cuando Manuel quiso alejarse de ahí, unas balas comenzaron a caer perdidas, muy cerca de él. Las nubes silbantes de humo se levantaron, mientras los ojos escocían más. Manuel empezó a aterrarse. Los silbidos de las balas llegaban a muy poco metros. Se agachó y trató de apegarse al suelo árido. Los silbidos se amortiguaban con el suelo y con algún metal que estaba cerca de él. Manuel comenzó a sollozar, mientras las balas no se detenían en caer cerca de él. Sonó un chillido metálico, y una señalética ZONA DE BACHES se desplomó. Tenía todo el gráfico cincelado por el impacto de las múltiples balas y apenas recibía más. Manuel estaba en una clase de lluvia de muerte.
El disparo de las balas se calmó un poco, pero se escuchaban que algunas caían. Se levantó de ese escondite y comenzó a correr hacia el pueblo. Dio grandes traspiés, mientras escuchaba los disparos y una batalla sangrienta a lo lejos. Con el cuerpo paralizado por el terror, se resbaló nuevamente y cayó hacia la pista de la ciudad.
A pesar de ser niño, la comprensión se desbordó a un punto donde la misma realidad se convertía en objeto de la maldad.
Se levantó y se tocó el cuerpo. Se miró todo el cuerpo en busca de alguna raspadura, pero se consternó al no encontrar en su dominio el pedazo de papel que había encontrado. Extrañamente había desaparecido.
— ¡Manuel! ¡Manuel! —le llamaba su hermano.
—…
Manuel se quedo irresoluto. Su hermano apareció en el momento menos adecuado. Cuando estuvo muy cerca, José le agarró de la patilla al niño.
— ¡Mamá me puteo y me dijo a dónde te habías perdido!
—No me digas nada —dijo Manuel con su voz tenue.
— ¡No me ca…! —Se detuvo y entrecerró los ojos en sospecha—. Oe, ¿A dónde te metiste? ¿Por qué tienes ese aspecto como si el chancho te hubiese acompañado en un baño?
—Me caí… Estaba por allá,…
—No seas un mentiroso…¡Oh, conch…! ¡Te fuiste a La Curva del Diablo…!
—No —sacudió la cabeza, muy nervioso.
Su hermano entrecerró tanto los ojos que apenas se vio la esclerótica.
— ¿saes q es extemimio? —susurró tan bajito que José no logro escuchar.
—No hables como chivo…
— ¡¿Sabes que es extremismo?!
AHHHH
Se escuchó un grito. Venía de una casa próxima.
— ¿Qué pasa?
José se mostró muy triste.
— A una niña de cuatro añitos le cayó una bala en el estómago y ahora está mal… La madre esta llorando mucho… Vamos… Tenemos que cuidarnos… Dicen que pondrán en toque de queda…, te mandé a la casa y te encuentro aquí.
José le tomó del brazo y le jaló de regreso a casa. Lo raro es que no se enteró sobre lo que significaba extremismo, hasta que lo hizo por un spot en la televisión, que apenas sucumbió su pensamiento muy infantil. No se trataba de cualquier cosa, ni de quién apoyar, pero aquellas palabras eran iguales a lo que encontró en el papel: Así actúa el extremismo en el Perú…
Fuente: Diario IQT
Corazones o protesta para Meche. ¿Qué escoge?
Hace menos de una semana, la Ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, recibió una condecoración el "Corazón Policial" y nada menos que a manos de la Policía Nacional del Perú en la Escuela de Oficiales de la Policía de Chorrillos. La principal responsable política de la muerte de 24 policías, (sin mencionar la muerte de los 10 indígenas según "cifras oficiales" determinadas sin investigación) fue condecorada por la propia policía, se dio tiempo para hablar de todo y saludar la labor de la policía.
Por otro lado, a un mes de matanza, policías en actividad anuncian huelga de brazos caídos porque gobierno se lavó las manos y responsabilizó del operativo fallido a mayor desaparecido.
Los efectivos criticaron que su comando policial haya realizado el último viernes un homenaje a Mercedes Cabanillas. “El viernes le han dado a la ministra la medalla del Corazón Policial, que quede claro que el cuerpo policial está contra esa condecoración, esa distinción fue hecha por una pequeña cúpula franelera de la policía”, dijeron.
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(La Primera, 5 de julio de 2009).- A un mes de la trágica matanza de 24 policías y 10 civiles en Bagua, indignados policías en actividad anunciaron ayer que en los próximos días realizarán una huelga de brazos caídos porque la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, aún sigue en su puesto e insiste en negar ser responsable de las muertes y culpar al comando policial.
En una conferencia de prensa clandestina, los policías, uniformados y encapuchados, criticaron duramente al gobierno y lo responsabilizaron de la desaparición del mayor Felipe Bazán Soles durante la fracasada intervención policial, ordenada por altas esferas del poder, en la llamada Curva del Diablo en la carretera Fernando Belaunde Terry, en Bagua Chica, cuando estaba tomada por miles de nativos que exigían la derogatoria de decretos lesivos a los intereses nacionales.
Los policías, cubiertos con pasamontañas, expresaron su indignación por la “lavada de manos” de Cabanillas y por la reacción tardía del gobierno ante los justos reclamos de las comunidades amazónicas. Aunque no dieron a conocer la fecha de su paralización de labores, para evitar que la contrainteligencia de la policía sabotee sus acciones de protesta, los efectivos confirmaron que el paro tiene respaldo de todos los subalternos a nivel nacional y demandaron el apoyo de los oficiales.
“Nos parece totalmente irresponsable que la ministra Mercedes Cabanillas no tenga el valor de asumir su responsabilidad. Nos ofende, porque la orden directa del operativo la dio ella, pero ahora quiere lavarse las manos y echarle la culpa a un cadáver desaparecido, al mayor Bazán”, indicaron los integrantes del denominado Sindicato de la Policía Nacional del Perú (SPNP).
Luego añadieron que su protesta “será una huelga de brazos caídos, sin marchas. Nos vamos a acuartelar en nuestras unidades sin salir a las calles. En su momento vamos a dar la cara, porque no podemos estar siempre en el anonimato, ya tenemos asegurada nuestra logística y tenemos comités regionales en todo el país que acatarán las medidas de lucha”, dijo uno de los encapuchados.
Para los policías, el gobierno ha demostrado su desprecio por el diálogo oportuno, incentivando incluso a la violencia con declaraciones subidas de tono y que además, en abierta burla a la memoria de sus muertos (los policías y civiles), el gobierno no dudó en utilizar maniobras y negociados descarados para evitar la censura del premier Yehude Simon y la ministra Cabanillas.
Nada con la infiltración
Los policías aclararon que su huelga, como otras protestas, no es impulsada desde el extranjero, tal como argumenta el presidente Alan García. “No queremos que el gobierno diga que hay infiltración en la policía, porque cuando alzamos nuestra voz de protesta siempre nos dicen que somos subversivos o indisciplinados, que somos manipulados por consignas extranjeras y eso no es cierto”, sostuvieron tras demandar la conformación de una comisión investigadora imparcial y representativa para el debido esclarecimiento de los hechos de Bagua.
“Alan García conoció lo que es una huelga policial durante su primer gobierno, ahora va a tener su segunda huelga de policías”, coincidieron en señalar los policías luego de guardar un minuto de silencio por sus mártires caídos.
Urge una nueva investigación imparcial
Si bien el informe de la Defensoría del Pueblo sobre los hechos ocurridos el 5 de junio, en Bagua, contribuye con información importante sobre los nativos que han regresado a sus comunidades durante las últimas semanas, aún está pendiente la conformación de una comisión investigadora que esclarezca lo que realmente ocurrió en esta zona del país. Así lo señaló Ronald Gamarra, secretario ejecutivo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.
“Es lamentable que transcurrido un mes desde los sucesos, hasta el momento el gobierno no haya facilitado las cosas para la conformación de una comisión investigadora imparcial, integrada tanto por personalidades internacionales como miembros del gobierno y también representantes de las comunidades nativas”, indicó Gamarra, para quien la comisión investigadora conformada en el Congreso no realizará ningún trabajo productivo. “No creo que los parlamentarios lleguen a nada concreto sobre las muertes en Bagua, es evidente que su trabajo será de carácter político y eso empaña su investigación”, señaló.
Javier La Rosa, abogado del Instituto de Defensa Legal, quien estuvo en la zona de los hechos recogiendo información sobre lo ocurrido, señaló también la necesidad urgente de conformar una comisión integrada por personalidades extranjeras puesto que para llegar a la verdad es necesario actuar con imparcialidad.
“El personal que ha hecho la investigación de la Defensoría del Pueblo ha sido percibido por los nativos como funcionarios del gobierno y por ello creo que no les han brindado todos los datos reales. Hay mucho por investigar. La conformación de una comisión imparcial es necesaria para lograr la reconciliación entre el Estado y la población de la selva, que debe quedar conforme con los informes, no debe quedar la duda de que el gobierno oculta algo”, sostuvo La Rosa, quien añadió que la referida comisión debe comenzar a funcionar lo más pronto posible, utilizando como base los datos alcanzados por la Defensoría del Pueblo.
Marcelo Puelles
Redacción
Imagen: Agencia de Noticias e Información Spacio Libre y Diario La Primera, editada por la Red Ucayali
sábado, 4 de julio de 2009
Labor Humanitaria de la Defensoría del Pueblo del Perú
Por Bartolomé Clavero
Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas
Un mensaje desde el Perú me hace ver que me he expresado malamente. Me pregunta por qué digo, al publicar el informe de la Defensoría del Pueblo sobre los acontecimientos de Bagua, que no es función de esta institución la reconstrucción de hechos. Al decir que no lo ha sido me refería en concreto a la misión que ha dado lugar a ese informe, tomando en cuenta el carácter humanitario de la misma. Pero entonces, sólo ahora, reparo en un problema. ¿Por qué el informe también se restringe a la dimensión humanitaria? El mandato constitucional de la Defensoría del Pueblo, ¿no es el de la defensa de derechos? ¿Por qué no lo asume en su informe sobre Bagua?
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Durante su misma misión humanitaria en Bagua, la Defensoría se encuentra ante evidencias que requieren su actuación en defensa de derechos humanos y ni siquiera las registra como tales en el informe. Valga un ejemplo. Detenidos y acusados, sólo los encuentra de parte indígena o civil y no se interroga sobre la discriminación que supone el que no se abran diligencias respecto a los agentes públicos que han disparado armas de fuego y lanzado bombas abrasantes directamente contra personas, apuntando al cuerpo de forma patente en fotos y videos. La mejor evidencia es la peor realidad, la de unos cadáveres baleados y abrasados.
Por parte de la Defensoría, solamente, que sea público, hay un comunicado sobre imágenes de las que parece desprenderse que los agentes públicos siguieron atentando contra los derechos humanos incluso después del ataque armado, poniendo por ejemplo dificultades a la labor humanitaria de la propia Defensoría del Pueblo. El comunicado señala tan sólo “que se han iniciado acciones internas [de la propia Policía Nacional] orientadas a esclarecer, en el más breve plazo, los hechos”. Si estoy bien informado, no hay más por parte de la Defensoría del Pueblo al respecto de las responsabilidades policiales y militares en la violación masiva de derechos humanos en el caso.
En ese mismo comunicado, la Defensoría del Pueblo, para no entrar más a fondo en esta vertiente de unas responsabilidades que pudieran alcanzar a altas instancias como al propio Gobierno, insiste en “que la intervención de la institución en los lamentables sucesos de Bagua tuvo como exclusiva finalidad el cumplimiento de labores humanitarias, de acuerdo a su mandato constitucional”. He aquí un extraño y tal vez intencionado equívoco. La Constitución no conforma desde luego a la Defensoría del Pueblo como una institución humanitaria, sino de esta otra manera: “Corresponde a la Defensoría del Pueblo defender los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la comunidad; y supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración estatal y la presentación de los servicios públicos a la ciudadanía”. Otra cosa es que, por exigencias y a la luz de dicha función defensora de derechos, desarrolle labores humanitarias. Lo que constitucionalmente no cabe es que las emprenda en exclusiva desentendiéndose de la función a la que se debe, la de defensa de derechos.
¿Cómo es que, ante una situación que clama por que la Defensoría del Pueblo despliegue su función genuina de defensa de los derechos humanos, se producza una verdadera dejación de funciones, por no decir que prevaricación llana, con el argumento de que la misma situación lo que requiere es acción humanitaria? Ésta es la pregunta que creo que debe efectuarse ante el informe de la Defensoría del Pueblo sobre Bagua.
En el año 1999, la Defensoría del Pueblo ya había realizado una visita formal a Bagua y presentado informe ante alegaciones de malas prácticas policiales en la zona, prácticas atentatorias contra libertades fundamentales, motivando la inspección particularmente el el caso de acoso policial contra un medio radiofónico, Radio Marañón, “La Voz y el Sentir de Nuestros Pueblos” en plural, los indígenas ante todo, como se presenta a sí misma. Bagua es la sede de la XIII Región de la Policía Nacional y de la VI Región Militar. Ahí tuvo que plantear la Defensoría sus preocupaciones: “La delegación [de la Defensoría del Pueblo] expresó su preocupación por la situación de los derechos humanos en la región”, según se registra en el informe como principal conclusión de la rueda de prensa con la que se cerró la visita. Entre las amenazas a derechos en la zona, el informe registró las provenientes de compañías extractivas contra comunidades indígenas, éstas son las que ahora han provocado las acciones de resistencia cuya respuesta por el Gobierno cabe cifrarse en la masacre de Bagua.
Ignoro el seguimiento que haya tenido el informe de 1999 por parte de la misma Defensoría del Pueblo en cuanto al escrutinio de los derechos amenazados, pero es evidente que ahora, con la masacre, se está ante una ocasión óptima para retomarlo. Reitero la pregunta. ¿Por qué la Defensoría elude este imperativo de defensa de derechos derivado tanto de su competencia constitucional como, en el caso concreto, del precedente de aquel informe? De hecho, ya en el informe de 1999 la Defensoría tendía a eludir la necesidad de seguimiento. He aquí por ejemplo lo que afirmaba, contra toda evidencia, respecto a uno de los casos: “Los campesinos [indígenas] se comprometieron a permitir el desarrollo de las actividades mineras de la Compañía Sulliden y ésta última a indemnizar a la comunidad campesina [indígena] por los eventuales daños que pudieran ocasionarse al medio ambiente. Los compromisos asumidos se vienen cumpliendo a satisfacción de las partes”. Si esta pauta fuera cierta, ni hacía falta seguimiento ni se habría llegado a Bagua. Cierto no es ni en el caso citado. Ni ese de intentar un acuerdo directo entre empresa y comunidad sobre hechos consumados es el procedimiento que deba seguirse.
Con el precedente y todo, mientras más vueltas se le da, más intrigante resulta el empeño de la Defensoría del Pueblo por restringirse en el caso Bagua al aspecto humanitario. No puede dejar de recordarse que, ante lo ahí ocurrido, la reacción del Gobierno en su intento por librarse de responsabilidades fue la de reducir la secuela de las muertes, lesiones y desapariciones a la dimensión humanitaria, procediendo para ello a un inmediato llamamiento a la Cruz Roja y a la Defensoría del Pueblo. ¿Hubo indicaciones menos públicas de que la acción se redujera a la urgencia humanitaria? ¿Podría esto explicar la actuación de la Defensoría del Pueblo a costa de sus obligaciones constitucionales?
En este escenario, hay en el mismo informe de la Defensoría sobre Bagua un dato de lo más inquietante. Otro empeño inmediato del Gobierno fue el de reducir el criterio para la apreciación de responsabilidades al cómputo de muertos entre guardias y cartagineses. Quien tuviera más en su equipo, con la partición inhumana entre policías e indígenas, quedaba exento. Pues bien, el informe humanitario de la Defensoría del Pueblo estima el número de muertos indígenas, propiamente indígenas, en la cifra inverosímil de cinco. Por disparo de agente público, uno ya sería demasiado.
La labor humanitaria de la Defensoría del Pueblo en el caso Bagua ha sido realmente sensible e inapreciable. Las dudas que cabe suscitar se refieren a otros aspectos. ¿Por qué esa labor ha tenido que recaer en la Defensoría? ¿Y no se ha suplido con ella la tarea que ésta debería haber emprendido al tiempo que se suple al Gobierno con la cobertura que ansía para rehuir sus responsabilidades?
La Defensoría del Pueblo todavía se encuentra a tiempo para atender sus obligaciones constitucionales en el caso Bagua. Queda en deuda de un segundo informe, éste de fondo. Gracias al corresponsal peruano por la ayuda de su pregunta a la activación de la alerta.
Testimonios de sobrevivientes Awajun
Hermano Awajun: ” En medio de la balacera, Bacilio se escondió en la parte alta del cerro. Asegura que desde ahí vio a un helicóptero recogiendo cadáveres. “Vi dos viajes del helicóptero. En cada viaje recogió como treinta muertos. Nadie sabe dónde los han llevado. Con mis propios ojos lo he visto.”
Hermano Awajun: “Yo estaba dirigiendo un grupo de 50 pobladores de mi comunidad. En total, éramos como tres mil. Nos atacaron por tierra y aire. Desde un helicóptero disparaban bombas lacrimógenas y balas. En la pista la policía avanzaba hacia nosotros disparando al cuerpo. También nos atacaban desde un cerro. Yo vi tres cuerpos quemados. Esos no están entre los diez cadáveres que hemos recuperado.”
Hermana Awajun: “Tenemos mucho miedo de hablar y decir la verdad de lo que pasó porque después vienen las represalias, pero alguien debe hablar porque si nadie hace oír su voz nunca se sabrá la verdad”
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EN LA AMAZONIA PERUANA CON SOBREVIVIENTES DE LA MASACRE MILITAR
“Atacaron como si fuera una guerra”
Los indígenas tienen miedo de hablar, pero cuando lo hacen cuentan que cuando el ejército atacó ellos estaban desarmando el piquete y que después de la matanza, un helicóptero hizo varios viajes para recoger los cadáveres.
Por Carlos Noriega/ Página 12
Desde Bagua
Para llegar a la comunidad aguaruna de Yamayaca, un poblado de 300 personas, hay que viajar tres horas en camioneta por una pista de tierra mal afirmada que parte de la ciudad de Bagua y se interna en la selva y luego cruzar el río Marañón, afluente del Amazonas, en una canoa o en un pequeño bote de madera, llamado “peque peque” por el ruido que hace su lento motor. Los aguarunas pertenecen a la familia étnica de los jíbaros. Su territorio tiene 22,700 kilómetros cuadrados y 60 mil pobladores. Las comunidades más alejadas están a cinco días de viaje desde Bagua, ciudad de 75 mil habitantes que está a mil kilómetros al noroeste de Lima. En la calle de tierra que cruza Yamayaca, donde dos niños juegan al fútbol pateando una lata, encontramos a Bacilio Dekentai. Nos dice que tiene 40 años y cuatro hijos y que vive de su chacra. Como en todas las comunidades aguarunas, lo que se siembra ahí es plátano y yuca, los dos alimentos básicos de la dieta de los nativos, y un poco de cacao y café. La lluvia ha convertido la calle en un lodazal. Los niños que jugaban han desaparecido.
Después de muchas dudas, Bacilio accede a contarnos lo que vio durante el cruento operativo policial para desalojar a los indígenas que bloqueaban una carretera en las afueras de Bagua, en la zona llamada la Curva del Diablo, exigiendo se derogue una serie de leyes que facilitan el ingreso de las transnacionales a su territorio. “Nos atacaron como si estuviéramos en la guerra. El ataque comenzó antes de las seis de la mañana. Los primeros disparos vinieron de un cerro. Como mil subimos al cerro pidiendo que no disparen, pero no nos hicieron caso. Estábamos desarmados porque nuestro paro era pacífico. Disparaban a matar. Había muchos muertos. Yo vi cuando mataron a dos heridos que estaban en el suelo.” En medio de la balacera, Bacilio se escondió en la parte alta del cerro. Asegura que desde ahí vio a un helicóptero recogiendo cadáveres. “Vi dos viajes del helicóptero. En cada viaje recogió como treinta muertos. Nadie sabe dónde los han llevado. Con mis propios ojos lo he visto.” Las cifras oficiales registran diez civiles y veinticuatro policías muertos.
A una hora de Yamayaca está la comunidad de Wawas. Mientras camina entre las pequeñas casas de caña, madera y techo de hojas de palmera en las que viven los 600 pobladores de Wawas, el apu (jefe) de la comunidad, Heriberto Tiwijan, nos relata su historia sobre lo ocurrido en la Curva del Diablo. “Yo estaba dirigiendo un grupo de 50 pobladores de mi comunidad. En total, éramos como tres mil. Nos atacaron por tierra y aire. Desde un helicóptero disparaban bombas lacrimógenas y balas. En la pista la policía avanzaba hacia nosotros disparando al cuerpo. También nos atacaban desde un cerro. Yo vi tres cuerpos quemados. Esos no están entre los diez cadáveres que hemos recuperado.”
Tiwijan nos lleva hasta la casa de uno de los heridos. Grimaniel César, que tiene 26 años y un hijo, está echado sobre el piso de tierra de su casa. Recibió un balazo en la pierna y no se puede parar. Apenas puede hablar por el dolor. “La bala me cayó en la parte de arriba de la pierna. Me entró por delante y salió por atrás. El dolor es muy fuerte. Siento que me quema por dentro. No tengo ninguna medicina para tomar.” Grimaniel respira profundo, hace un esfuerzo para aguantar el dolor, que se refleja con intensidad en su rostro, y continúa: “Subí al cerro cuando nos comenzaron a disparar desde ahí para pedir que no disparen. Los policías disparaban al cuerpo, a matar. Nunca pensamos que eso podía pasar. Las balas volaban por todos lados. Vi a diez hermanos caer muertos ahí en el cerro (el gobierno asegura que en el cerro murieron tres nativos). Los heridos en el cerro eran tantos que no se podían contar. Todos corrían para salvar su vida. Me impactó una bala en la pierna y caí al suelo. Un amigo tuvo valor y me cargó hasta la pista, donde había una ambulancia. Si la policía me encontraba herido seguro me mataba”.
Sekut Díaz, una mujer aguaruna de 36 años, también estuvo en la Curva del Diablo. Con el dolor marcado en el rostro y sacándose el temor de encima –“Tenemos mucho miedo de hablar y decir la verdad de lo que pasó porque después vienen las represalias, pero alguien debe hablar porque si nadie hace oír su voz nunca se sabrá la verdad”– denuncia que ella vio a la policía rematar a los heridos que habían quedado atrás porque nadie pudo ayudarlos a escapar. “Nos atacaron sin compasión, como si fuéramos el peor enemigo. Yo me escondí cerca de la pista y desde ahí he visto cómo la policía mataba a unos hermanos que estaban heridos; les dispararon cuando estaban en el piso. También vi cómo quemaron a otro hermano. Vi cómo ardía su cuerpo; movía los brazos y sus piernas.”
Huyendo de la Curva del Diablo los indígenas llegaron hasta Bagua. Ahí la población mestiza de la ciudad se había levantado al escuchar de la represión contra los indígenas y la policía los estaba reprimiendo. “En Bagua vi a una mujer y a una niña heridas de bala, no sé qué pasó después con ellas, y también vi dos muertos: un mestizo gordo que tenía un balazo en el pecho y un hermano awajún (aguaruna), Felipe Sabio, al que la policía le disparó desde un techo. El hermano cayó por un balazo en la pierna y cuando estaba en el suelo los francotiradores lo remataron”, revela Salomón Awananch, apu de la comunidad de Nazareth.
En su casa de un ambiente en Wawas, la joven viuda de Felipe Sabio llora la muerte de su esposo con su pequeño hijo de pocos días de nacido en brazos. Es el cuarto de sus hijos y nació el 11 de junio, seis días después de que mataron a su padre. “Mis hijos se han quedado sin padre, sin nadie que vea por ellos. Dicen que las esposas y los hijos de los policías muertos están sufriendo y por eso el gobierno les va a dar una indemnización, pero a nosotros no nos reconocen nada. También exigimos una indemnización... ¿o acaso nosotros no estamos sufriendo, acaso mi esposo es un perro que ha muerto, acaso nosotros no somos también seres humanos?”, reclama, con la voz entrecortada y lágrimas de dolor, pero también de indignación y rabia por la manera como mataron a su esposo, y por la forma como el gobierno le hace sentir el olvido y marginación en que viven los pueblos indígenas.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-127705-2009-07-04.html
Foto: Revista Pacarinas
viernes, 3 de julio de 2009
Yehude Simon tiene previsto dimitir la próxima semana
(Reuters, 3 de julio de 2009).- A raíz de las críticas del gobierno en la gestión de violentos Amazonas protestas en los que al menos 34 personas murieron el mes pasado.
Era la primera vez premier Yehude Simon pone una fecha definitiva sobre su dimisión, se anunció por primera vez a mediados de junio, poco después del derramamiento de sangre que trajo la mayor crisis política del Presidente Alan García desde asumir el cargo en 2006.
Indígenas manifestantes y la policía murieron en los enfrentamientos, que estalló durante las manifestaciones contra los planes gubernamentales a gran escala de energía y minería, proyectos en las profundidades de la selva amazónica.
El conflicto ha amenazado con frenar a García en el empuje de atraer a miles de millones de dólares en inversión extranjera en los ricos recursos naturales de la nación andina.
Simon culpó a los partidos de la oposición de la violencia.
García aún no ha indicado a quien va a elegir para sustituir a la cabeza de su
gabinete, aunque esta programado que los presidentes de los ministros en remodelación
finales de julio.
(Presentación de informes por Marco Aquino; Escrito por Dana Ford; Editando por Bill Trott)
Traducción no oficial.
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Foto: Archivo Internet
Territorio es vida, salud y desarrollo para los indígenas amazónicos
*Por José Alvarez.
“Tienen demasiada tierra”, “tienen tituladas 12 millones de hectáreas ¿y quieren más”, “la Amazonía no es sólo de los indígenas”, son algunas de las expresiones de políticos y periodistas en relación con la protesta indígena en defensa de tus bosques y territorios ancestrales. “Sus tierras tituladas no serán vendidas, la protesta no tiene razón de ser”, explican algunos altos funcionarios y periodistas.
Sin embargo, los indígenas amazónicos no se movilizan por tonterías ni trivialidades.
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Lo he experimentado en el cuarto de siglo recorriendo comunidades amazónicas… Su estrategia de supervivencia en la selva se basa en minimizar costos y esfuerzos en un ecosistema donde, pese a las apariencias, los recursos útiles con frecuencia son escasos y elusivos. Es más, los blancos y mestizos los suelen calificar de “indolentes” y “haraganes” porque les parece que no se interesan en las cosas que para ellos son de sumo interés (acumular dinero y otras posesiones, por ejemplo).
¿Por qué se movilizaron, entonces, decenas de miles de indígenas en diversos puntos de país, dejando solos a sus hijos y esposas (cosa que detestan), para pasar hambre y sufrir penalidades haciendo guardia a la intemperie en lugares muy distantes de sus hogares? Una simple utilización de politiqueros o de ONG izquierdosas no lograría el milagro, y una simple sospecha de que unos dispositivos legales les afectarían marginalmente tampoco.
Además, es totalmente cuestionable y racista considerar “manipulables” a casi 400,000 personas de decenas de pueblos indígenas, que cuentan con cientos de líderes muy bien informados y capacitados, muchos de ellos con carreras profesionales. Los indígenas saben bien lo que es bueno para ellos, y han aprendido a desconfiar de los foráneos, luego de varios siglos de engaños, estafas y promesas incumplidas por gentes de fuera, desde madereros y mineros, hasta funcionarios del Estado.
Un mundo en peligro
Me lo confirman algunos de los líderes indígenas más lúcidos con los que he tenido la oportunidad de conversar: algo muy grave está pasando con su vida para que haya tomado decisiones tan graves. Su mundo está colapsando ante sus ojos, sus niños pasan hambre por falta de los animales silvestres y el pescado que fueron la fuente principal de alimentación, y no encuentran ya en sus bosques los recursos que por miles de años fueron la base de su subsistencia; muchos de sus jóvenes huyen de las comunidades a las ciudades, porque no ven futuro en las tierras que fueron el hogar de sus antepasados.
“Sentíamos que los decretos nos anulaban la existencia. Por eso nos levantamos”, declaró a la revista Somos Santiago Manuin, respetado dirigente Awajún gravemente herido en los sucesos de Bagua. No se trata de tal o cual artículo de los decretos cuestionados, es el conjunto de la política del Estado hacia la Amazonía, que los indígenas perciben claramente que no ha sido diseñada en absoluto para beneficiarlos: los decretos inconsultos fueron la gota que colmó un vaso ya muy lleno de maltratos, promesas incumplidas y marginación por parte del Estado.
Si los indígenas no viesen seriamente amenazados su forma de vida y su mundo no protestarían de la forma como lo están haciendo. ¿Saben cuál es el índice de desnutrición infantil en la provincia de Condorcanqui, de donde son originarios los Awajún y Wampis que participaron en los hechos de Bagua? 72.96%, según un informe del Gobierno Regional de Amazonas. Esto se debe en buena medida a la escasez creciente de fauna terrestre (animales de caza) y de peces en sus territorios, los que representan hasta el 80-90% de su ingesta de proteína.
A la mala gestión por parte del Estado (que permite e incluso promueve en la Amazonía la pesca comercial indiscriminada, la cacería comercial de animales, la industria forestal mecanizada y la minería) se suma el incremento de la población y, por tanto, de la presión sobre los recursos que son base de la economía indígena, y que hoy escasean más y más cada día.
Frente a esto, el Estado les ofrece más de lo mismo, de la medicina que ellos han visto como la culpable del descalabro: los “inversionistas” foráneos, sean empresas madereras, petroleras, mineras o agropecuarias, con que les prometen ahora un mundo dorado de desarrollo y progreso, no significaron para ellos en el pasado inmediato ningún mejoramiento de sus condiciones de vida, sino todo lo contrario… Los indígenas sienten, con razón, como una amenaza para su modo de vida la posible entrega en concesión de grandes extensiones de bosques para la industria maderera, petrolera y de biocombustibles en territorios que, aunque no titulados hoy a las comunidades indígenas, ellos consideran sus tierras tradicionales de caza y pesca.
De nuevo Manuin nos aclara:
“… tenemos que pensar desde la selva. Mira la historia, cómo han quedado los pueblos indígenas, la deforestación, los ríos contaminados… ¿Eso es desarrollo? Nosotros no queremos ese desarrollo, el Perú no debe querer así el desarrollo. (…) No estamos en contra del desarrollo ni de la inversión, los necesitamos. Pero queremos saber, nunca somos consultados. No nos dicen (…) cómo se asegura que nuestros hijos sigan viviendo del bosque, y cómo se va a cuidar ese bosque. Necesitamos una inversión bien trabajada, un desarrollo pensado desde la selva y a favor de la selva, que también va ser lo mejor para el Perú.”
“No es suficiente nuestro territorio”
“El territorio que el Gobierno ha titulado a mi comunidad no es suficiente: el irapay para techar nuestras casas, el sajino o el venado que cazamos o los peces que pescamos para nuestra comida a veces están fuera de nuestro territorio titulado, en terrenos del Estado. Si entran empresas a explotar esos bosques, no sé de qué vamos a vivir, porque cada vez tenemos menos recursos. Nuestros hijos tendrán que emigrar a la ciudad. ¿Eso quiere el Gobierno?”, preguntaba recientemente Romero T. Ushiñahua, presidente de la Federación Indígena Maijuna, en el río Napo.
Imaginemos un territorio de una comunidad indígena típica de selva baja, de unas 6,000-8,000 ha, que con frecuencia no abarca la cabecera de la quebrada donde se reproducen los peces, o la cocha donde pescan, o el aguajal donde cosechan su aguaje, o el irapayal donde cosechan las hojas con que techan sus casas. ¿Qué pasaría si a un costado se instala una concesión maderera a practicar extracción forestal mecanizada, y en otro una plantación de palma aceitera, y en la cabecera de la quebrada una concesión minera?
Aunque su territorio no sea tocado, su modo vida, su supervivencia como indígenas está, definitivamente, seriamente amenazada. Porque ellos no aspiran a ser peones de una empresa, adoran su libertad y su modo de vida en contacto con la naturaleza: “No quisiera tenerle pena un día a mi hijo viendo cómo le maltratan los patrones; no hay patrón bueno. Prefiero que mi hijo viva pobre como yo, pero libre”, me decía recientemente un indígena del Huallaga.
El Estado no quiere ampliar territorios de comunidades indígenas, y se demora largos años en titular a comunidades mestizas en la selva baja que son descendientes, en buena medida, de los pueblos indígenas originarios. “Nos mezquinan lo que es nuestro”, reclamaba don Mariano Arévalo, un dirigente indígena Witoto-Murui durante un encuentro de dirigentes rurales en Iquitos, refiriéndose a los bosques concesionados por el Gobierno a empresas madereras, a las que el Estado entrega hasta 40,000 ha. en concesiones por 40 años renovables.
El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo establece claramente que los pueblos indígenas no sólo tienen derecho a sus territorios tradicionales, entendidos como “la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera”, y a los recursos naturales existentes en ellos, sino que también “dichos pueblos deberán tener el derecho de conservar sus costumbres” (siempre que no sean incompatibles con los derechos fundamentales). Y estas costumbres incluyen vivir del aprovechamiento de los recursos que proveen los bosques y las cochas.
Por qué necesitan los indígenas tanto territorio
Quienes hablan de que los indígenas tienen ya “demasiada tierra”, dividen los 12 millones de ha tituladas a los indígenas amazónicos entre los 400,000 indígenas reconocidos por el Estado, lo que da unas 30 ha por persona. ¿No es eso más de lo que tienen la mayoría de los peruanos? Olvidan que, en primer lugar, los pueblos indígenas han sido los dueños originarios de la Amazonía por miles de años, y que el Estado peruano, como tal, apenas existe por poco más de siglo y medio, por lo que ellos tienen un derecho preeminente, reconocido por la Constitución peruana y por convenios internacionales.
En segundo lugar, olvidan que el modo vida (y de producción) de los indígenas es muy diferente al de los campesinos de la costa o del Ande, y por supuesto al de los habitantes de la ciudad. Aunque practican la agricultura en pequeñas parcelas familiares, y crían algunos animales, esto representa apenas una fracción mínima de su economía. Los indígenas amazónicos son, en buena medida, cazadores, pescadores y recolectores, por cultura, y porque es mucho más fácil y económico (y ecológico) cazar un animal silvestre que criarlo (para lo cual necesitan talar bosque para cultivar sus alimentos), cosechar frutos de un bosque primario que talar este bosque para sembrar frutales…
La economía de la mayoría de las comunidades indígenas depende principalmente de los recursos silvestres, de la flora y la fauna de sus bosques, y de los peces, caimanes y tortugas de sus ríos y cochas. Hasta el 70-90% de los ingresos económicos, y más del 80% de la ingesta proteica provienen de estos recursos en comunidades indígenas tradicionales.
“Nuestro mercado es nuestra cocha, nuestra tienda son nuestros bosques. Allí encontramos el pescado y el mitayo (carne de monte) para alimentar a nuestras familias, la madera y hoja para construir nuestras casas, las medicinas para curarnos… No vivimos de un sueldo, sino de los recursos que nos da la madre tierra. Si nos quitan eso, ¿de qué vamos a vivir?”, decía un dirigente indígena Awajún en un reciente encuentro en Iquitos.
Los territorios titulados que tienen (en realidad, sólo les titulan el área agrícola, y los bosques son “cedidos en uso” por el Estado) apenas protegen una fracción de las áreas que ellos usan habitualmente para sus actividades cotidianas de caza, pesca, extracción maderera, recolección de fibras, frutos, miel y otros productos. La mayor parte de las zonas de cabecera de quebradas, por ejemplo, quedan fuera de los territorios comunales titulados en la selva baja. “Al final, sólo me pertenece el jeme de tierra donde cultivo mi yuca. El bosque más atrás, es del Estado, el suelo debajo, es del Estado. Cuando nos entierran, es en tierra ajena, del Estado”, se quejaba Benjamín Chumpi, dirigente Wampis del río Morona.
Bosques sanos para una vida plena
El sistema indígena tradicional depende de la salud del ecosistema: un bosque enfermo (defaunado, fragmentado) o un río contaminado significan hambre y miseria para los indígenas. Y para que el bosque y el río provean los recursos de que dependen deben ser parte de un sistema equilibrado, de un paisaje sano: los peces que pescan en la cocha se alimentan en el bosque inundable cercano, y migran a veces decenas de kilómetros para reproducirse; la mayoría de los animales silvestres requieren grandes territorios y bosques sanos para mantener poblaciones sanas y viables.
Los expertos en manejo de recursos amazónicos han descubierto que para que el aprovechamiento sea sostenible deben mantenerse extensas zonas intactas, donde los animales y los árboles puedan reproducirse y dispersarse a las zonas donde son explotados intensamente. Este modelo, llamado “fuente - sumidero” (sink and source, en inglés), exige que las zonas de cabecera de quebrada, las zonas interfluviales entre ríos (actualmente en su mayor parte “del Estado”) sean mantenidas como tales, en su estado original, y no sean explotadas, so riesgo de que el aprovechamiento de los bosques y cuerpos de agua más abajo colapse, como ya ha ocurrido en muchos lugares.
La Amazonía es megadiversa, pero también es frágil: alberga gran abundancia de especies, pero poco número de individuos por especie, salvo excepciones. Mientras los indígenas norteamericanos, por ejemplo, basaron su economía en el aprovechamiento de una sola especie (el búfalo), de los que había hasta 80 millones a la llegada de los europeos, los amazónicos aprovechan en pequeñas cantidades cientos de especies de mamíferos, reptiles, aves, peces e insectos. Por eso, según algunos científicos, para que sea sostenible el aprovechamiento de recursos en el frágil ecosistema amazónico, los territorios de las comunidades indígenas deben ser suficientemente extensos, entre 500 y 1000 ha. por persona como mínimo (ver, por ej., Vickers 1988, en Science 239).
Además de ser la fuente principal de recursos para subsistencia, los bosques, lagos y quebradas de la selva tienen otros valores para los pueblos indígenas, valores sagrados, espirituales, culturales… Cuando el Estado peruano concesiona bosques o minas en un territorio que cree “sin dueño” (de libre disponibilidad del Estado, dice la ley, terrenos eriazos, lo llaman algunos) está entregando espacios que tienen a veces un valor mucho más que material, y violando de nuevo el Convenio 169, que establece que “Los gobiernos deberán respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados reviste su relación con las tierras o territorios”.
La conservación y el uso sostenible de los bosques amazónicos (tal como los han practicado por miles de años los pueblos indígenas) no sólo es una aspiración y un derecho de estos pueblos, sino que debería ser de todos los peruanos y del Mundo: hoy, más que nunca, se sabe que el ecosistema amazónico es fundamental para el equilibrio climático mundial, y para mitigar los efectos del calentamiento global. Deberíamos agradecer a los amazónicos por luchar en defensa de los bosques amazónicos, cuyos bienes y servicios beneficiarán sin duda a toda la humanidad.
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Foto: Servindi
* José Álvarez Alonso, es Master en Ciencias, Biólogo de profesión, e Investigador del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP).
Obtenido de Servindi