CONTRA LA MARGINACIÓN DE LOS PUEBLOS AMAZÓNICOS, POR UNA DEMOCRACIA INTERCULTURAL
Ante los sucesos recientes de movilización de los pueblos indígenas de nuestra Amazonía y las diversas opiniones públicas sobre los derechos de éstos y la legitimidad de sus demandas, como integrantes de la Mesa de Interculturalidad, ( espacio de análisis y propuesta conformado por intelectuales, profesionales y organizaciones de la sociedad civil que apuestan por un proyecto de construcción de la democracia peruana, basado en el reconocimiento de la diversidad cultural y superando toda forma de discriminación y racismo), expresamos lo siguiente:
1. Ha sido una importante conquista de la humanidad, expresada en relevantes foros internacionales, comprender al DESARROLLO como un proceso creativo, incluyente y complejo, que atiende no solo al crecimiento económico sino también a la inclusión social y a la sostenibilidad ambiental. La gravedad de los procesos globales actuales, de la pobreza y de la crisis ambiental, exigen considerar estos conceptos y el modo efectivo de realizarlos. De manera especial en nuestro país , cuya riqueza cultural, pobreza crónica y fragilidad de los ecosistemas ponen de manifiesto el absurdo de cualquier proyecto que pretenda reducir el desarrollo a la aritmética del simple crecimiento económico. Por eso nos parece imprescindible volver a mirar al desarrollo como un proceso de creación cultural y de formación de un consenso social, que integre activamente la diversidad de nuestras visiones e intereses legítimos. Ello nos dispone a valorar nuestra riqueza cultural, incluyendo la que es propia de los pueblos indígenas amazónicos, que han desarrollado una cultura original, unida íntimamente al bosque tropical lluvioso y a su conservación creativa.
2. La NACIÓN peruana se ha formado y se forma mediante una permanente y laboriosa construcción histórica. Distintas formas de exclusión social y política han sido superadas para la creación de nuestra actual comunidad de ciudadanos y ciudadanas. El reconocimiento de los derechos ciudadanos basados en la identidad cultural constituye un avance. En un país multicultural, este esfuerzo afronta el desafío contemporáneo de superar el desigual acceso al ejercicio de los derechos debido a inequidades sociales, jerarquías culturales discriminatorias y renovadas formas de racismo. La imposición de una única concepción del crecimiento económico y su jerarquía cultural, es una forma de discriminación cultural, y un campo propicio para el racismo. En el marco del orden democrático peruano, el reconocimiento de la ciudadanía de las sociedades y pueblos indígenas amazónicos implica el reconocimiento de su derecho a realizar su vida según su propia cultura y en su espacio sociocultural característico, incluida la propiedad de sus territorios ancestrales. Todo abuso, basado en las asimetrías en el acceso al poder social y político, tiene que ser recusado como antidemocrático.
3. En este contexto, el desarrollo del sistema jurídico debería suponer orientaciones claras de construcción de nuestra democracia y de nuestra nación que sean culturalmente incluyentes. Contrariamente, los decretos 1015 y 1073, rechazados por las organizaciones indígenas amazónicas, se dieron al margen de cualquier debate nacional relativo a estas cuestiones fundamentales y de cualquier procedimiento serio de representación democrática, incluyendo el derecho de los pueblos indígenas al derecho de la consulta. Así el tono soberbio y amenazante de las autoridades nacionales y de otros actores sociales expresó un menosprecio a las demandas sociales y culturales de las organizaciones indígenas amazónicas. Muy difícilmente puede separarse esta conducta política del discurso autoritario que representa al tipo de crecimiento económico actual como el único posible, y a cualquier disenso como una amenaza. Tenemos que recordar que las instituciones del régimen político democrático tienen por fin garantizar la voluntad ciudadana, y la promoción de los actores sociales y de sus visiones e intereses legítimos. El gobierno peruano tiene el deber de dialogar con las organizaciones indígenas amazónicas, y considerar seria y respetuosamente sus demandas legítimas y sus derechos.
4. Desde el gobierno y los medios de comunicación se ha apelado mucho a la idea de CALMA SOCIAL. Señalamos que esa calma, y más propiamente la gobernabilidad democrática del país, no se puede generar recurriendo a la invisibilización o la represión de las demandas sociales y culturales legítimas. Las protestas de las organizaciones indígenas amazónicas han puesto de manifiesto la urgencia de instaurar formas efectivas de diálogo en los procedimientos y arreglos institucionales de nuestra democracia y de que los mismos sean sensibles, respetuosos y transparentes ante las diferencias culturales. El diálogo intercultural y su institucionalización es la primera tarea de la democracia peruana, de sus autoridades, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanía en general.
Quienes conformamos la Mesa de Interculturalidad declaramos nuestra solidaridad con las organizaciones indígenas amazónicas, e insistimos en que sus legítimas demandas sociales y culturales significan una oportunidad para volver a las cuestiones fundamentales de nuestra democracia, emprendiendo experiencias invalorables y quizás inéditas de diálogo intercultural.
Lima, 22 de Setiembre de 2008
MESA DE INTERCULTURALIDAD
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