jueves, 4 de junio de 2009

Napo - Tigre: Estudios sobre la presencia de las poblaciones aisladas

En la calidad de antropólogos, miembros y colabodores del Equipo para el Estudio de las Culturas de América Latina de la Universidad Adam Mickiewicz en Poznań (Polonia) y de la Asociación a Favor de los Derechos de los Pueblos Nativos del Mundo Pro Futuro, con experiencia en la investigación de las poblaciones aisladas, expresan su profunda preocupación por la forma de considerar las pruebas de existencia de ese tipo de población en la zona fronteriza entre el Perú y el Ecuador. En el documento que sigue presentan algunas observaciones que, según esperan, permitan evaluar el material probatorio recogido hasta la fecha.


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Algunas observaciones referentes a los estudios
sobre la presencia de las poblaciones aisladas
en la zona fronteriza peruano-ecuatoriana

Los indicios de la presencia de las poblaciones aisladas en la zona fronteriza peruano-ecuatoriana, entre los ríos Napo y Tigre, han sido señalados desde hace más de diez años, por varios autores, tanto en el Perú como Ecuador (Cabodevilla 2004; Defensoría del Pueblo 2001; Lou 2003; Repsol Exploración Perú 2005; Lucas s/f; Vriesendorp et al. 2007). Del lado ecuatoriano, entre 1999 y 2007 fue creada para esa población la Zona Intangible Tagaeri-Taromenani, mientras que en febrero de 2003, en el Perú, fueron emprendidos trámites para crear una zona protegida parecida: la Reserva Napo-Tigre. En octubre de 2003, en la cuenca del Napo, cerca de la frontera con el Ecuador, por iniciativa de AIDESEP comenzaron los primeros estudios. Fueron financiados por AIDESEP con el apoyo de las organizaciones internacionales (entre ellas IWGIA) que se dedican a luchar por la protección de los derechos humanos. Los estudios fueron realizados por antropólogos polacos vinculados con la Universidad Adam Mickiewicz en Poznań: M.A. Filip Rogalski, actualmente doctorando bajo la dirección del Prof. P. Descola en Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (París), y M.A. Marek Wołodźko quien tiene una experiencia de varios años en los estudios de campo en Venezuela y Ecuador, ambos llevando en la actualidad sus estudios de campo en la Amazonía. El primer viaje de estudio duró dos meses y fue realizado en diferentes poblados e incluyó también varias expediciones al bosque. Se recogieron varios testimonios −algunos de poco tiempo atrás y otros muy recientes− de encuentros directos de los moradores de la zona con indígenas desconocidos que viven en los terrenos interfluviales, como también indicios indirectos de la presencia de gente desconocida.
La continuación de dicha investigación abarcó la cuenca vecina, la del río Tigre. El estudio, llevado a cabo entre los mesos marzo y mayo de 2004, fue realizado por M.A. Filip Rogalski. La documentación recogida durante esta segunda etapa incluye varios testimonios de la presencia de poblaciones no identificadas que evitaban contacto en el pasado, como también recientes indicios indirectos de la presencia de indígenas desconocidos.
Los resultados de ambos estudios fueron recogidos por AIDESEP en su documento titulado Estudio Técnico. Delimitación territorial a favor de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario. Napo, Tigre, Curaray, Arabela, Nashiño, Pucacuro que fue presentado ante la Dirección Regional de Agricultura de Loreto en julio de 2005, como propuesta de crear en esa zona una reserva. El material mencionado abarca los siguientes encuentros y avistamientos de indígenas aislados (personas desnudas con cabello largo, etc.):
• 5 avistamientos entre 1980 y 2001: cuencas de los ríos Nashiño y Arabela con Tangarana
• 6 encuentros entre 2001 y 2003: cuencas de los ríos Nashiño (ambos lados) y Arabela (lado izquierdo)
• 5 encuentros y 1 avistamiento entre 1940 y 1980: ríos Tigre y Baratillo.
Además, durante ambos viajes de estudio, fueron recogidos 58 testimonios y otras pruebas concernientes a otros indicios de presencia de la población nativa desconocida.
Después de terminado el estudio de campo de dicho equipo, AIDESEP recogió más testimonios aún de encuentros, esta vez testimonios que provenían de los trabajadores de las compañías petroleras y que habían sido recogidos en el terreno que era objeto de la investigación, dentro de los límites de la reserva propuesta (AIDESEP 2008).
Desde aquel entonces, las pruebas recogidas por los antropólogos de la UAM fueron reconocidas por varios autores y antropólogos (p.ej. Cabodevilla 2004, Álvarez 2007). No obstante, en 2007, a encargo de la compañía petrolera Perupetro, directamente interesada en llevar actividad extractora en dicha zona, el documento de AIDESEP fue sometido a un análisis. La experticia del antropólogo peruano Dr. Carlos Mora (Mora 2007) se refería a la parte antropológica del Estudio Técnico. Su base la constituyó un análisis formal que carecía de experiencia de campo y que presentaba de manera crítica a los antropólogos polacos, la metodología aplicada y estudios que habían realizado, como también el método de presentar los resultados. Ese documento, no publicado, fue distribuido extraoficialmente entre sujetos empeñados a proteger la población nativa de las cuencas Napo y Tigre. El contenido de dicha experticia, el contexto político-económico de su elaboración y, por ende, su objetividad, fueron a su turno sometidos a la crítica realizada por los científicos comprometidos con el Instituto del Bien Común (Chase et al. 2007), el mismo que en otra oportunidad, ya había llevado una polémica parecida con el Dr. Mora (Chase et al. 2006). No obstante, el documento contribuyó a poner en duda la credibilidad de las pruebas recogidas en el Estudio Técnico y presentadas por AIDESEP ante el tribunal y por ende a ignorar los indicios existentes sobre la población en aislamiento. Todo ello causó el atraso en el cumplimiento de los compromisos legales internacionales del gobierno peruano para con los pueblos nativos en aislamiento lo cual, como vamos a demostrarlo más abajo, pudiera conllevar consecuencias trágicas.
Un año después de ser divulgada la experticia del Dr. Mora, por iniciativa de la organización DAIMI −conocida por su colaboración con las compañías petroleras− fueron llevados a cabo estudios transfronterizos con el objetivo de verificar informaciones concernientes a las poblaciones aisladas en el territorio ecuatoriano y peruano de la zona. El documento que presentaba los resultados del estudio fue divulgado entre los interesados en setiembre de 2008. Aunque el estudio se realizó entre setiembre de 2007 y julio de 2008, su desarrollo exacto no ha sido presentado en forma escrita.


Hipótesis, estudios y crítica por DAIMI
El estudio de DAIMI, el informe que lo presenta, e incluida ahí crítica de las pruebas de existencia de las poblaciones aisladas, basan sobre criterios de existencia de este tipo de grupos, a saber criterios establecidos por los autores de dicho informe para las necesidades de su proyecto. Las pruebas decisivas de la presencia de las poblaciones aisladas en un territorio determinado son, según ellos, casos de asesinatos, lesiones y raptos. Esas hipótesis causan serias reservas por parte de los científicos.
Primero, las observaciones que aparecen en el documento señalado han sido formuladas en total oposición a las admitidas en el Estudio Técnico, las respetadas corrientemente en la práctica de las situaciones de este tipo. Se trata pues de un factor que hace imposible comparar datos y realizar un intercambio substancial de opiniones. Los analistas de DAIMI, centrándose en conflictos como determinante de la presencia de poblaciones aisladas, ignoran otras huellas de la presencia de esas poblaciones en la cuenca del Cononaco, que son las que acompañan los casos de violencia y corresponden al material de los ríos Napo y Tigre.
Además, dichos criterios fueron creados sobre la base del material probatorio que venía de un sólo territorio – una zona en el oriente ecuatoriano habitada por los indígenas Waorani. Este hecho es aquí muy importante. Se trata de una región alejada de la zona de estudio en el Perú y con un historial muy diferente. Son territorios que no se dejan comparar, es decir los criterios aplicados para uno no pueden servir directamente para el otro. Aparte de eso, las tierras Waorani presentan sus propias características socio-culturales y su propia situación contemporánea político-económica. Por eso, no pueden servir de base para sacar conclusiones generalizadoras. Los estándares científicos exigen que el material de ambos territorios sea comparado sistemáticamente con ejemplos de otras regiones donde existen grupos aislados. Esta exigencia no ha sido cumplida por los autores del documento DAIMI.


1. TERRITORIO WAORANI − BASE INADECUADA PARA SACAR CONCLUSIONES GENERALES
El material tomado por los autores DAIMI como base para sacar conclusiones generales sobre las relaciones de los grupos aislados con el mundo exterior, proviene de un territorio muy específico que es la cuenca de los ríos Cononaco y Yasuní del oriente ecuatoriano. Las relaciones de los grupos aislados con la población vecina se caracterizan por un alto nivel de violencia. Sin embargo, lo que influye en el carácter de los eventos allí observados y en las pruebas que de ellos resulten, es toda una serie de factores que no son universalmente verdaderos para territorios ocupados por indígenas aislados.
Primero, el contexto cultural vigente en el territorio Waorani se caracteriza por el etos de guerra y el ya mencionado alto nivel de violencia (p.ej. Yost 1981; Robarchek & Robarchek 1998). Esto significa que este tipo de sociedad está cultural y políticamente predispuesto a aplicar violencia. En ese entorno viven no solamente los Waorani ya conocidos ("contactados"), sino también algunos de los grupos aislados. Entre los primeros y los segundos existen tanto lazos de parentesco, como eventos del pasado imborrables por unos u otros. Son justamente los Waorani de los clanes asimilados los que viven más cerca de los indígenas aislados y son los que más relaciones con estos últimos tengan. En la mayoría de los casos es a través de esos grupos asimilados que nos llegan informaciones referentes a sus parientes "no contactados". Puesto que el carácter de las relaciones lo determina de ambos lados la lógica de alianzas y revanchas que se transforman en vendetas, los mismos Waorani son los que pueden contribuir a una escalada de hostilidad de sus vecinos aislados, forzándolos no solamente a la autodefensa, sino también activando su predisposición a aplicar violencia y revanchas. El mejor ejemplo constituye aquí la mascare de un grupo aislado desconocido llamado Taromenani (Taromenari), que ocurrió en 2003 "por equivocación" durante una expedición contra otro grupo aislado local (Tagaeri) (Cabodevilla 2004).
Segundo, sobre ese sustrato de hostilidad y actitud bélica observadas en el territorio cultural Waorani, se sobreponen tensas relaciones económicas y sociales que resultan de la explotación de sus tierras. Por el lado oeste, en los terrenos ocupados por los grupos aislados penetran madereros, trabajadores de las compañías petroleras y los Waorani, y por el este otros grupos aislados, empujados a su turno por los representantes de la sociedad nacional que explota los territorios tradicionales de los indígenas peruanos. Esta situación es otro factor más que hace activar los modelos culturales bélicos, específicos para la región, y permite formarse un "explosivo" donde suceden casos de violencia por indígenas aislados, forzados a aplicarla ante la situación extrema.
En vista de ese carácter excepcional, cultural y político-económico del territorio Waorani, sacar conclusiones generalizadoras a partir del comportamiento de los grupos aislados y utilizarlas como ejemplo para otras zonas, es totalmente inadeacuado.


2. RELACIONES PACÍFICAS O RETIRO COMO NORMA DE COMPORTAMIENTO DE LOS GRUPOS AISLADOS
Si observamos la situación de los grupos aislados en otras partes del Perú y de la Amazonía en general, vamos a descubrir que la norma es evitar cualquier contacto o limitarse a que esos contactos pacíficos sean muy breves. Los conflictos sólo tienen lugar cuando los grupos son grandes y fuertes o en las situaciones extremas, cuando pequeñas poblaciones aisladas se sienten amenazadas, no tienen la posibiliad de retroceder hacia otras tierras, o cuando se sienten forzadas a defenderse. Existen varios ejemplos comprobados de existencia de grupos aislados que no cumplen la hipótesis básica lanzada por DAIMI en su informe donde se habla de una disposición universal de los indígenas aislados a buscar confrontación armada. Es todo el contrario, la mayoría de los indígenas aislados prefieren evitar contacto directo y cualquier confrontación abierta (Huertas 2002).
No hace falta buscar ejemplos muy lejos. Los Waorani que viven actualmente en la vecindad de los grupos aislados de la zona fronteriza ecuatoriano-peruana, dicen que éstos tienen una actitud pacífica (Cabodevilla 2004:37-38). Igual sucedió en 2003, con el grupo atacado de los Taromenani que habían venido del este (ibid.: 39). Durante muchos años en la existencia de ese grupo que ocupaba el territorio ecuatoriano entre la frontera peruana y las tierras de los Waorani contactados, no fue anotado caso de violencia alguno. Sólo se supo de la existencia de ese grupo real (probablemente emparentado con los Waorani) después de aquel trágico suceso, cuando el mismo se trasladó desde la zona fronteriza peruano-ecuatoriana hacia el oeste, más cerca de los territorios conflictivos Waorani. Esta es la mejor prueba de que los casos de violencia no tienen que acompañar la existencia de grupos aislados.
En el aspecto más amplio de conocimientos concernientes a los grupos aislados y a las huellas que estos grupos dejan, los casos de repetida violencia en el territorio Waorani son más bien excepcionales y no constituyen norma, como lo habían admitido los autores del informe DAIMI. Por consiguiente, se puede constatar que su estudio y crítica fueron llevados a cabo en búsqueda de hipótesis que se refirieran a grupos aislados, pero sin respaldo en la antropología de pueblos aislados, ni en la anterior experiencia con este tipo de poblaciones en diferentes países, también en el Perú.


3. PRUEBAS UAM EN UN CONTEXTO MÁS AMPLIO
La crítica del material recogido por los científicos polacos incluida en el documento DAIMI se apoya en hipótesis desprovistas de verdaderas bases científicas y es inadecuada desde el punto de vista científico. Primero, el carácter de las pruebas registradas por los autores del Estudio Técnico corresponde a la descrita por los antropólogos y otros especialistas práctica de los grupos que han salido de su situación de „aislamiento” (p.ej. Matsés: Fields 1963; Isconahua: Whiten 1964, Momsen 1964, Brabec & Pérez 2006, Matorela 2004), o que compartían o siguen compartiendo modelos de cultura con indígenas aislados (p.ej. Waorani: Rival; Amahuaca: Carneiro 1970). Segundo, las huellas idénticas a las descritas por los investigadores polacos en el Estudio Técnico son las que acompañan a las poblaciones aisladas cuya presencia fue constatada de manera absoluta de acuerdo a las informaciones adicionales recogidas con otros métodos que los utilizados hasta ahora por los investigadores del equipo UAM-AIDESEP (y DAIMI) en el lado peruano, como fotos satelitares y aéreas (p.ej. sólo para el Ecuador: Cabodevilla 2004; para la frontera brasileño-peruana: Amorim 2008; Mereilles 2008a, 2008b; o para el Parque Manu en el Perú: Huertas 2002). Tercero, las pruebas presentadas en el Estudio Técnico son comparables con los datos que hasta la fecha han constitudo una base suficiente y motivada para crear zonas protegidas en el Perú y corresponden con las huellas descritas para las zonas donde se planifica crear zonas protegidas para las poblaciones aisladas (AIDESEP 1995a, 1995b, 1995c, 1999; Chase et al. 2006; Krokoszyński et al. 2007, Montagner 2002; Soria 2008).
Con relación a lo anterior, las informaciones que se refieren a los encuentros con indígenas desconocidos en el monte −testimonios sobre huellas de pies descalzos, señales dejadas para extraños, casos de robos, trochas marcadas utilizadas por los indígenas aislados, ruidos o voces que la población local, conocedora indudable de la selva, define como emitidos por humanos− las consideramos como pruebas plenamente válidas de existencia de población aislada en determinada zona. Las mismas son acordes con los conocimientos etnográficos que atañen a los grupos en una situación similar y a los casos donde su presencia ha sido comprobada.
El informe DAIMI −aparte de no hacer referencia a esa base más amplia de problemas concernientes a las poblaciones aisladas, en el análisis crítico de las pruebas presentadas en el Estudio Técnico− choca por una total ignorancia del contexto más importante donde aparecen dichas huellas, o sea, que las pruebas indirectas van acompañadas por varios testimonios directos de encuentros con indígenas aislados, hecho que hemos mencionado en la primera parte del presente. Es más, negar los datos recogidos en el Estudio Técnico que tiene sus raíces en la ignorancia del contexto más amplio descrito arriba, equivale a la constatación de que decenas de informantes que les habían suministrado informaciones, padecían durante varios años una ilusión colectiva.
Tanto en la crítica de C. Mora, como en la de los autores del documento DAIMI, mucho espacio ocupa una amplia crítica etnohistórica que se refiere más que nada a los etnónimos utilizados por las poblaciones locales. Cabe subrayar firmemente que es un discurso que no tiene importancia sino que sola e únicamente es válido para la ciencia, y dentro de la misma, para un grupo limitado de especialistas. Se trata allí de diferentes maneras de interpretar tanto el material histórico −lo cual para la mayoría de los casos tiene carácter nada más que hipotético, a menudo imposible de verificar (debido a un carácter muy débil del material histórico como tal)− como los nombres encontrados en el terreno. Formular tales hipótesis en el caso de los pueblos aislados actuales es nada más que un intento meramente teórico y marginal cuya único objetivo es buscar la identidad de esos indígenas. Hay que prestar atención a una evidencia ignorada dentro de esos intentos. Es que tenemos que ver aquí con poblaciones cuya identidad o afiliación lingüística de momento quedan desconocidas y sólo podremos conocerlas cuando esas personas decidan establecer contacto con nosotros. Entonces, por ahora los nombres utilizados tienen que ser provisionales y exogénicos. Son de carácter marginal ante el hecho de que sí, hay indígenas interfluviales en la zona estudiada. Las especulaciones científicas sobre su procedencia y afiliación étnica o lingüística actual son mucho menos importantes que el saber que las poblaciones desconocidas existen y corren serias amenazas.

4. ESTUDIO DAIMI
Como hemos demostrado, la crítica incluida en el documento DAIMI (y formulada por C. Mora) no llega a negar las pruebas existentes, puesto que basa sobre premisas erróneas en lo que atañe a las poblaciones aisladas. Son premisas que fueron preparadas fuera de los conocimientos antropólogicos, omitiendo casos señalados anteriormente para otras zonas habitadas por indígenas aislados e ignorando opiniones de especialistas en la materia. Por ende, no presentan con credibilidad la situación ni interpretan las huellas universalmente asociadas con la presencia de poblaciones aisladas.
Además, los estudios en el Perú y Ecuador, realizados por el equipo DAIMI, no son comparables entre sí. Primero, el trabajo en el Perú se centró en la situación actual y etnohistoria de los Arabela, un pueblo indígena vecino de los grupos aislados. Ese estudio muestra que los indígenas aislados no pueden estar directamente relacionados, social o étnicamente, con los Arabela. Empero, no encontramos información sobre los encuentros con indígenas aislados ni sobre las huellas dejadas por ellos en la selva las que había encontrado la población local y que fueron registradas y descritas en los informes UAM-AIDESEP, ni tampoco sobre intento de localizarlas (lo que en el caso de las expediciones de investigadores polacos trajo documentación fotográfica y cartográfica).
Los resultados de las entrevistas realizadas entre la población local indígena no encuentran reflejo comparable del lado ecuatoriano, mientras que una gran parte del material presentado, referente a los indígenas aislados del Ecuador, tiene su base en la literatura y se refiere a una extensión territorial y temporal más amplia que las huellas documentadas del lado peruano donde su extensión se limita sobre todo a la zona fronteriza y a las últimas décadas. Segundo, y más importante, del lado ecuatoriano fueron efectuados vuelos, mas por encima del territorio peruano no. Por otra parte cabe agregar que no han sido descritas ni las rutas de los vuelos sobre el territorio ecuatoriano ni sus resultados.
Ese desequilibrio es otro factor que hace que no se puede tratar los estudios efectuados por DAIMI como fiables. La construcción adoptada de estudio sólo permite confirmar la existencia de los grupos aislados en el Ecuador, donde existe la reserva, y negar su existencia del lado peruano, donde no existe zona protegida. Todo ello a pesar de que el hecho mismo de existir las poblaciones aisladas del lado ecuatoriano y de corresponder el límite de la zona protegida a la frontera nacional ecuatoriano-peruana, deberían ser base suficiente para crear por lo menos una zona de amortiguamiento del otro lado de la frontera −es decir peruano− para proteger las poblaciones que desconocen la concepción de fronteras nacionales.
Además, las informaciones presentadas por DAIMI para el territorio peruano hacen caso omiso de otro contexto muy importante, a saber el compromiso en el que está involucrado tanto el organismo que realizaba la investigación como la población local debido a la explotación del terreno por las compañías petroleras. Muchos moradores de las comunidades trabajan para los petroleros y/o madereros, el hecho que hace suponer que suministrar o aceptar informaciones sobre la presencia de grupos aislados en dicho territorio podría resultar desfavorable para ellos.
Resumiendo, la hipótesis del grupo de estudio DAIMI no ha permitido ni recoger material que comprobara la presencia de las poblaciones aisladas del lado peruano ni presentar una crítica substancial y fundamentada de las pruebas presentadas por los autores del Estudio Técnico. Tampoco fue respaldada por un estudio complementario como aquel que había sido efectuado del lado ecuatoriano de la frontera.
No obstante, la ausencia de pruebas en el territorio peruano incluido en el estudio de DAIMI, puede tener por causa no solamente las faltas metodológicas, sino que también puede tratarse de causas de otra índole. Puesto que −de acuerdo a las pruebas recogidas− hasta el año 2004 la presencia de los indígenas aislados en los terrenos ubicados entre los ríos Napo y Tigre es para nosotros evidente, la ausencia o reducción de testimonios que probaran la presencia de los grupos aislados después de esa fecha (lo cual parecen confirmar también nuestras informaciones más recientes) puede significar que la tardanza en emprender actividad de protección influyera en el cambio de la situación demográfica en los terrenos ocupados hasta hace poco por indígenas aislados. Tomándolo en cuenta, y poniendo que el grupo de investigadores DAIMI no encontró huellas recientes de la presencia de aislados, el resultado de su estudio puede ser un inquietante testimonio de influencia de la actividad de sujetos externos en el territorio de los aislados y, por ende, de sus migraciones forzadas, conflictos ocurridos o tragedias no intencionales como consecuencia de las enfermedades.
Las informaciones más recientes de la zona (Rogalski, com. personal) se refieren a una escasez o incluso falta de informaciones sobre la presencia de indígenas aislados en el alto río Arabela donde en la actualidad, una decena por lo menos de Arabelas trabajan madera. Lo mismo sucede con las informaciones sobre la quebrada Huangana donde a veces trabajan los ribereños del Arabela. Otro lugar de "trabajo cotidiano y cansador de los madereros de todo el Perú es la quebrada Alemán. Nadie sabe con exactitud cuánta gente ni cuántos campamentos de madereros hay por allí". Entonces tanto la quebrada Alemán como las cabeceras del Arabela son territorios que por la presencia de explotadores hace ahuyentar a los aislados. Esto puede indicar que los que anteriormente habitaban la zona fronteriza y las cabeceras, hayan bajado más cerca de las comunidades o se hayan trasladado hacia una u otra dirección: hacia el Ecuador o hacia las cabeceras del río Nanay y otros de la zona.
Esas conclusiones son alarmantes y deberían obligar los órganos competentes a emprender inmediatamente alguna actividad cuya meta sería proteger el terreno aquí analizado, estableciendo (por lo menos temporalmente) una zona intangible, e introducir y llevar a cabo de manera consecuente un programa de protección, hasta que se efectúe un estudio especializado para evaluar las consecuencias de actividad de las compañías petroleras y madereras, como también un estudio profundizado propuesto por la organización polaca Pro Futuro (Asociación a Favor de los Derechos de los Pueblos Nativos del Mundo, relacionada con la UAM) en cooperación con el IIAP de Iquitos, en el marco del proyecto de localización de indígenas aislados.
Señalemos que la falta de protección de los terrenos entre los ríos Napo, Tigre y Curaray, habitados por la población nativa aislada, podría tener por consecuencia las migraciones (como sucede en otras partes del país, p.ej. en la frontera peruano-brasileña). Es una situación que generalmente lleva a una reducción de los territorios de los indígenas aislados y está a raíz de tragedias parecidas a lo sucedido hace poco en el Ecuador, donde las supuestas migraciones anteriores causaron conflictos entre grupos aislados y también entre la población local, trabajadores e indígenas aislados (cabe subrayar que sólo algunos casos llegan a ser conocidos).


En resumen, consideramos que:
- La crítica formulada por DAIMI no refuta la existencia de las poblacions indígenas en la zona estudiada, sino que solamente contribuye a que las autoridades tomen decisiones cuyas consecuencias son trágicas, lo que aprovechan las empresas interesadas en explotar los recursos naturales de la zona y empresas que ya los van sacando.
- Las pruebas recogidas por UAM y AIDESEP tienen a su respaldo el contexto científico y práctico más amplios en este tipo de investigaciones y por ende constituyen premisas credibles de presencia de la población aislada en la zona fronteriza peruano-ecuatoriana hasta el año 2004 y demuestran una gran probabilidad de su presencia en la actualidad.
- La situación actual puede indicar consecuencias alarmantes de la lentitud que se observado de parte de las autoridades que permitía una actividad ininterrumpida de las compañías petroleras y madereras.
- Recomendamos establecer una zona protectora temporal dentro de los límites de la Reserva propuesta por AIDESEP, parar el otorgamiento de las nuevas concesiones y suspender las anteriormente otorgadas, como también efectuar una investigación especializada que profundizara las informaciones recogidas hasta la fecha.

Firmando:
M.A. Łukasz Krokoszyński
Antropólogo; experiencia en investigación en los Estados Unidos (2001-05) y en el Perú (2005-07).

Dr. Mariusz Kairski
Antropólogo, UAM; experiencia en investigación en Venezuela, Ecuador y Perú desde 1981.

Lic. Paweł Chyc
Antropólogo; experiencia en estudios de campo en Bolivia y Perú, 2008.

M.A. Iwona Stoińska-Kairska
Lingüista; experiencia en investigación antropológica en Venezuela, Ecuador y Perú desde 1981.


Anexos:
1. Lista de pruebas NT
3. Mapas:
- Napo-Tigre encuentros
- Napo-Tigre evidencias

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Es una iniciativa colectiva que se basa en las comunicaciones como herramienta para el ejercicio de derechos de los pueblos indígenas.

Una de las condiciones para este ejercicio es contar con un medio de difusión y análisis de la información. De ahí la existencia de este blog que, esperamos, contribuya al fortalecimiento del trabajo de las organizaciones indígenas y a un mejor conocimiento de la situación de los derechos humanos en la Amazonía.

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